
El barrio de San José de Las Longueras, en Telde, amaneció este viernes con un silencio denso que solo se rompe por el murmullo de incredulidad entre vecinos, después del tiroteo que acabó con la vida de Josué, conocido como el Conejero, un hombre de 38 años que fue abatido con cinco disparos en plena calle, tal y como adelantó TELDEACTUALIDAD.
Donde antes había risas de niños y vecinos sentados a la fresca, ahora hay miradas cautas, pasos apresurados y madres que piden a sus hijos no salir a la calle. “Tengo pánico de salir”, confiesa Sandra, mientras recuerda que ayer, por suerte, no pasó por esa calle a la hora del crimen.
Frente al lugar donde cayó Josué, velas y flores improvisan un altar de duelo, mientras el recuerdo de sus últimos minutos se clava en quienes intentaron auxiliarlo. “Mi hermano salió y lo vio aún con vida, sangrando, sin poder moverse”, relata una vecina. Los disparos, que muchos confundieron con petardos, se convirtieron en gritos y carreras por la calle, en un barrio que se creía ajeno a la violencia.
“Cinco tiros no es normal, ¿y si me toca una bala perdida?”, se pregunta María, con la incertidumbre de quien espera la guagua sin saber si es seguro regresar a casa, según recoge La Provincia-DLP.
Pero la familia de Josué insiste: “No tenía nada que ver con drogas ni con esa gente”, según indicaron allegados a este peródico digital. Alegan que su muerte no fue un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico, sino el resultado de una disputa familiar que se salió de control, un acto de venganza que terminó con la vida de un hombre que, dicen, “no tenía enemigos ni problemas con nadie”.
Este relato contrasta con la versión inicial que apuntaba a tensiones entre clanes y ajustes de cuentas, mientras la Policía Nacional mantiene abierta la investigación para esclarecer los hechos.
“Ha sido algo impensable. Estas cosas las vemos en noticias de Colombia, pero aquí no”, lamenta Juan Carlos, vecino de toda la vida, mientras Francisco, desde su ventana, aún no asimila lo sucedido: “No quiero pensarlo más, no me lo creo”.
El barrio, que conoció tiempos duros en los años 80, se había ganado una calma que ahora siente amenazada. Hoy, mientras el sol vuelve a salir sobre San José de Las Longueras, la pregunta sigue en el aire: ¿Cómo se reconstruye la tranquilidad después de cinco disparos que rompieron el silencio de una comunidad entera?
María | Lunes, 30 de Junio de 2025 a las 09:59:10 horas
La policía de bien ,tendría que ir a los retirados jubilados con un poco se suerte le darán toda la información mejor que ellos nadie.
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