
Telde rindió este miércoles, 25 de junio, un emotivo homenaje a Eric Ragnor Sventenius, el botánico sueco que convirtió la biodiversidad de Canarias en una de las joyas naturales del Archipiélago.
El acto, que tuvo lugar a las 18.00 horas junto al colegio María Auxiliadora, donde se alza la plazoleta y el monolito que llevan su nombre, estuvo promovido por el colectivo Turcón en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.
Contó, que con la asistencia del biólgo Bernardo Navarro Valdivieso y de ediles de la Corporación municipal, del Gobierno y de la oposición, además de otras personas, consistió en una lectura conjunta de la poesía Oración vesperal, obra de Alonso Quesada dedicada a Luis Doreste, y una ofrenda floral. Algunos de los asistentes hicieron una reflexión en voz alta sobre la necesidades de mejora del entorno donde se encuentra el monumento al botánico, qu incluiría la reubicación de los contenedores de basura próximo al lugar.
La presidenta de Turcón, Consuelo Jorges, agradeció a todas las personas que participaron en esta cita de encuentro para rendir tributo a “la sabiduría, la pasión y el amor por la naturaleza” que caracterizaron a Sventenius y que lo convirtieron en referente para la conservación botánica en las islas.
Nacido en Suecia en 1910 y español de adopción, Eric Sventenius llegó a Gran Canaria en 1931 para asumir la tarea de crear un jardín botánico a la altura de la rica y única flora canaria. Tras evaluar diferentes emplazamientos cerca de la capital, instaló su oficina en una pequeña cueva en Tafira, donde supervisó cada piedra colocada, cada sendero abierto y cada especie plantada para convertir el Jardín Botánico Viera y Clavijo en una realidad. Fundado en 1952 e inaugurado en 1959, este proyecto alcanzó renombre internacional y sigue siendo un referente para la investigación y conservación de la flora de las islas.
Sventenius falleció en accidente de tráfico junto al propio jardín en 1973, tras haberse entregado toda su vida al estudio y conservación de la flora canaria, ganándose el cariño y el reconocimiento tanto de la comunidad científica como de la ciudadanía.
En Telde, además de la plazoleta y el monumento que honran su memoria, perdura su legado a través de premios escolares y de la conservación de especímenes descubiertos por él en el Cortijo de San Ignacio. Un testimonio vivo de que la pasión por la botánica y la defensa del patrimonio natural trascienden el tiempo y el lugar.
Julián Matos | Jueves, 26 de Junio de 2025 a las 17:24:56 horas
Vallar el perímetro (24 m ) de ese pequeño jardín, para impedir que siga siendo un cagaero pá perros.
O "alguien" volverá a colocar la pancarta, que dice :
"ESTE JARDIN NO ES CAGAERO PA PERROS"
Decidan.
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