Mamotreto

Santa Brígida afronta un momento decisivo, histórico. Su alcalde, José Armengol, lo ha sintetizado como el principio del fin. En concreto, se trata de abordar con ideas arquitectónicas cómo acabar con el mamotreto. Está claro que el municipio ganará, justo en su núcleo, espacios verdes y para la cultura; por tanto, será una honra a los lazos colectivos, a lo comunal, a lo público. Así también se hace democracia. La oportunidad reside también en que hay posibilidad arquitectónica de eliminar de manera parcial o total el esqueleto de cemento del mamotreto. Ojalá sea total. Es una ocasión para que esa deconstrucción, ideada por los arquitectos que deseen participar del concurso, dé rienda suelta a la horizontalidad y regreso de las vistas en el centro de pueblo.

Los pliegos del concurso fueron publicados el 18 de junio. El Ayuntamiento de Santa Brígida invita a su participación máxima. 40.000 euros serán para el proyecto ganador. Otros 10.000 euros respectivos se otorgarán a los cuatro finalistas. Con este premio se busca la excelencia. E, insisto, con la idea clara que el municipio recobre sus metros más valiosos en términos de urbanismo; justo donde en su día estaba el campo de fútbol y el aparcamiento, que aseguraba la vida colectiva en las medianías de Gran Canaria.

El regidor, José Armengol, sabe que aquí se juega su capital político en 2027. No porque de hoy a entonces esté eliminado del todo el mamotreto e implementado el proyecto que gane, sino por la sencilla razón de que Santa Brígida lleva más de dos décadas soportando este horror urbanístico que fue un señuelo propio de la época del pelotazo, el dinero fácil y la burbuja inmobiliaria. Nunca tenía que haber acontecido. Pero sucedió por la irresponsabilidad de algunos políticos. Y nadie ha pagado por ello.

Poco a poco nos acercamos al final razonablemente feliz. Será cuestión de unos años. En verdad, ya cuando desparezca el esqueleto del mamotreto (que sea así) los satauteños sentirán un gran alivio. Esa meta se otea ya. Está al alcance. El consistorio pondrá velocidad de crucero; José Armengol se la juega en este menester. Nadie quiere sostener más retrasos. El Cabildo de Gran Canaria, a buen seguro, prestará el auxilio que se precise. Hay voluntad coral para finiquitar el mamotreto enquistado en Santa Brígida; enclave a medio camino entre la capital y San Mateo. Medianías en su estado puro.