
Observo perpleja cómo, en los últimos tiempos, vuelve a ensalzarse la figura del castellano conquistador que, como persona valiente y decidida, optó por emprender un viaje a tierras lejanas para darle sentido y vida a lugares como Telde. Homenajes en los que, evidentemente, no se nombra los cadáveres que dejó a su paso, el dolor que ocasionó a las personas que vivían en la isla que los vio nacer, ni las personas a las que esclavizó.
El Ayuntamiento de Telde quiso ponerle una placa al invasor Cristóbal García del Castillo el pasado día 19 junio, aunque en la piedra figure el 24 (se ve que los políticos, como chiquillos ansiosos que quieren abrir los regalos de cumpleaños, no pudieron aguantar las ganas y quitaron el “envoltorio” antes de tiempo). Un reconocimiento que, hasta donde yo sé, la ciudadanía nunca pidió y del que tampoco se nos ha indicado cuánto costó. Mientras se llevaba a cabo el acto, se me vino a la cabeza el municipio de Gáldar, con su paseo repleto de esculturas aborígenes… ¡Qué diferencia, oiga! Telde rindiendo homenaje a los que se hicieron con tierras de la forma más vil, y nuestro faycán azorado en una plaza, sin que nadie le haga caso.
Pero ya no es sólo que se le rinda pleitesía al enemigo, a aquél con el que el aborigen luchó durante casi un siglo porque nunca quiso pertenecer a la corona de Castilla, (exceptuando a Fernando Guanarteme, que eso es capítulo aparte), o que pretendan borrar de un plumazo lo que supuso la llegada de los mallorquines a Telde tras la bula de 1351, sino que de repente, quieren hacernos creer que antes de la llegada de los castellanos, prácticamente aquí no había nada.
Abro la página de TELDEACTUALIDAD y leo que en breve van a celebrar los 500 años de la fundación de Jinámar. Automáticamente me asalta una duda: ¿es que antes de la construcción de la ermita de la Concepción, Jinámar era idéntico a esos paisajes que vemos en las películas del antiguo oeste, donde la única presencia de vida eran las bolas de paja seca (en este caso serían aulagas) dando vueltas a merced del viento?
Me apena observar que haya quienes aseguran que el pueblo se creó a raíz de que el conquistador castellano de turno terminara de levantar un edificio para el culto cristiano en el lugar, dado que carece de fundamento y de veracidad. Afirmar semejante cosa es atentar contra la realidad y traicionar la historia de las personas que ya estaban establecidas en este pueblo antes de que llegaran los invasores con sus caballos, espadas y ansias de conquista.
Basta escribir el nombre del barrio en el buscador del Archivo Provincial de Las Palmas para ver que el primer resultado sobre Jinámar se remonta a febrero de 1524 (un año antes de que concluyeran las obras de la ermita). En el documento se refleja que Alonso Rodríguez debe 11.000 maravedíes a Vasco Fiallo por unos hornos de cal que tenía en Jinámar. Como testigos se menciona a Fernando Alonso, trabajador y a otros vecinos. Sólo con este documento, queda desmontada la celebración de la falsa fundación del pueblo.
Y es que Jinámar siempre ha estado poblado. En el libro “650 años de historia de Telde. Del Obispado de la Fortuna al cambio de milenio”, publicado por este ayuntamiento, se precisa que la isla ha tenido 2000 años de ocupación anteriores a la conquista castellana. Existen documentos que detallan cómo, debido a la traición al pueblo aborigen, los canarios tiraron a varios frailes por la sima de Jinámar en el siglo XIV, además, los yacimientos de Los Barros (donde encontraron el “ídolo” de Jinámar”), Las Brujas, Montaña del Roso y el Maipez del Cascajo, por ejemplo, son pruebas palpables que demuestran la existencia de una población estable en el lugar. Por no hablar de las casas cuevas que aún hoy se conservan y se hallan en las proximidades a la plaza del pueblo (en el Lomito) y de las necrópolis del Gallego y Cruz de la Gallina. Jinámar era un lugar fértil, con palmerales, agua, colmenas y cercano al mar. No es de extrañar que la existencia de una población en este lugar fuera el motivo por el que se decidió construir la iglesia y no al revés.
Manuel Alemán Álamo ya nos hablaba, en “Psicología del hombre canario”, de la canariedad incosciente; la conciencia neblinada. No sigan contribuyendo a ello. Estamos en el siglo XXI, en la era de la información, y de los historiadores se espera que pongan luz y aporten veracidad en sus escritos.
Puede festejarse, si se quiere, los 500 años de la terminación de la ermita, pero no engañar a la gente ni intentar cambiar la historia, haciendo creer que antes de la llegada de los conquistadores, aquí no había nada. Jinámar tiene historia; y mucha.
Sonia Vega es periodista y vecina de Jinámar.
Teldense | Lunes, 23 de Junio de 2025 a las 21:56:33 horas
Gran artículo. Valiente. A ver si nos dejamos de circos como el de besar la bandera en el parque Franchy Roca o ahora esta placa inmerecida a alguien que "fundó" Telde. Muchas felicidades Sonia.
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