
La corrupción en cualquier partido duele, es un chutazo al ensimismamiento en el electorado que solo le queda acogerse a un acto de rebeldía o a la resignación contumaz que es complicidad ante el agotamiento del sistema político. Pero es más dolorosa, la corrupción, si afecta al PSOE o al PP; a las formaciones dinásticas y sistémicas que sustentan la arquitectura constitucional de 1978 y son cimientos políticos esenciales. Evidentemente, la corrupción es detestable. Mas, subrayo, tiene un tono mayor si atañe a los actores principales. Esto es, el PSOE y PP (desde que sustituyó a AP, y antes sucumbiese la UCD en 1982), son los puntos cardinales que otorgan estabilidad (o no) al marco político que nos hemos dotado: que es sustancialmente bipartidista. Si en la Transición se diseñó unas reglas normativas y electorales que favorecieren el bipartidismo y, hoy, está en peligro, cabe concluir que más temprano que tarde carcome el relato de éxito del 78 y cuestiona su vigencia. Por eso si los socialistas o los populares cometen estos errores tremendos, hay un plus en la factura de cara a la opinión pública.
El PSOE ha sido fundamental para que operase con éxito el sistema nacido en la Transición. Esa socialdemocracia clásica que ha ungido prudencia sistémica y garantizado la alternancia en 1982 y 2004 (mediante las urnas) y en 2018 (vía moción de censura). Con todos sus errores, como con la corrupción ‘felipista’, la reconversión industrial que trituró a la clase obrera, los GAL y las torturas ochenteras de la Guardia Civil en el cuartel de Intxaurrondo, pero también con todos sus aciertos y avances.
Pues bien, este peso sociológico del PSOE es lo que ya está en severo riesgo de difuminarse. Y que ocurra, de repente, que el PP no tenga un espejo competidor al que mirarse y, por ende, competir. Si un partido sistémico desaparece, y es difícilmente reemplazable, no hay manera que el sistema del 78 que hemos conocido se mantenga.
Indudablemente, no se llega a esta crisis del PSOE de la noche a la mañana. Hay causas intrínsecas del ‘sanchismo’ y otras, digamos así, exógenas, como acontece con la crisis de la socialdemocracia que incurre en el Viejo Continente. A lo venido de fuera, a lo exterior, hay que añadirle y centrarse en las claves internas. El ‘sanchismo’ que recupera el control del PSOE tras ser desterrado por el aparato ‘felipista’, es el arranque motivador de lo que en 2025 conocemos a través de un partido descapitalizado en poco más de una década, sin cuadros y que actúa al compás de la urgencia que apela a la política; a diferencia de la estabilidad de hace dos o tres décadas, cuando nada era cuestionado, y de la que gozaron (mejor o peor) tanto Felipe González como José Luis Rodríguez Zapatero. Cuidado, esta tormenta en el PSOE puede tener consecuencias más allá de Ferraz.
Domingo las Huesas ex de CIUCA | Domingo, 22 de Junio de 2025 a las 18:09:21 horas
Comentario realizado con ayuda de I A ( inteligencia artificia )
¿Qué crees de r con el escandalo que se han sucedido en el P:S.O.?
Sin temor a equivocarme tengo que decirte que en nada se parece con lo sucedido en Valencia y la gran cantidades de muertes.( RTVE ****
02.11.2024 - 11:56 | Actualizado 02.11.2024 - 22:32
La cifra de muertos asciende ya a 213 por culpa de los efectos de la peor DANA )
Y hay esta tan pancho el y todo su partido ( P P ) ni siquiera le han pedido públicamente que presente su dimisión pero si la del Sánchez
AHORA QUE SANCHEZ HAGA UN MAZON Y NO PRESENTE SU DIMICION ja ja ja . Me explique bien
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