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Domingo, 28 de Septiembre de 2025

Actualizada Domingo, 28 de Septiembre de 2025 a las 10:11:56 horas

Iconoclastia

Circo, cinismo y teatro

Reflexión del periodista Cristóbal D. Peñate

CRISTÓBAL D. PEÑATE 5 Domingo, 15 de Junio de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 15 de Junio de 2025 a las 09:55:37 horas

No sé si Núñez Feijóo es un buen presidente, en todo caso tendrán que valorarlo los afiliados y votantes del PP. Lo que sí es evidente es que es un pésimo actor. Ayer, aprovechando la dimisión del secretario de Organización del PSOE después de su imputación por unas mordidas, el gallego expresidente de Correos se montó un show muy al estilo del Club de la Comedia. 


Televisión Española retransmitió en directo la rueda de prensa del líder de la oposición. Como fue una intervención inopinada, Feijóo escenificó su monólogo teatrero justo en el espacio en el que estaba previsto emitir el programa El Club de la Promesa. Casualidades caprichosas.
 

Con voz afectada y haciendo teatro dramático, muy dramático, Feijóo, el amigo del narcotraficante Marcial Dorado, criticó duramente la supuesta corrupción del PSOE, olvidando la suya propia. 
 

Cuando todavía los múltiples juicios sobre la corrupción del PP no han acabado, el que pretende ser nuevo presidente de España demostró su amnesia al olvidarse de repente de los casos Gürtel, Kitchen y demás charcas corruptas de su propio partido que siguen humeantes. La corrupción siempre es abyecta, venga de donde venga. 
 

El PP tiene una oportunidad histórica de acabar con el actual gobierno por la repugnante corrupción de algunos que se creían socialistas pero el problema que tienen Feijóo y su partido es que no son creíbles ni fiables porque tienen tras de sí una retahíla de casos de corrupción que siguen oliendo a kilómetros de distancia.     Ese es el drama del PP: no tiene fuerza moral para acusar a nadie. Sus muertos aún están calientes. Sus siglas no son la mano incorrupta de Santa Teresa. Antes de comparecer Feijóo, lo hizo Pedro Sánchez, que cambió su monólogo habitual por una rueda de prensa con preguntas (¡aleluya!) después de estar escondido un buen tiempo en su guarida, creyendo que escondiendo la cabeza debajo del ala la realidad iba a cambiar.
 

Lo primero que hizo Sánchez ayer tras conocerse la imputación de Cerdán fue pedir perdón a los españoles y especialmente a sus correligionarios, al estilo del rey emérito. No dijo que no lo volvería a hacer pero sí reconoció haberse equivocado completamente con la designación de último secretario de organización y de paso con el anterior. 
 

Si hay personas que se decepcionan de un día para otro con su pareja con la que se acuesta cada noche desde tiempo inmemorial, no nos tiene que sorprender que eso mismo ocurra en los partidos políticos, en los que es conveniente no poner nunca la mano en el fuego por nadie. Yo no la pongo ni por mí mismo porque hay días en los que uno es incapaz de resolver sus propias contradicciones. 
 

Teniendo en cuenta que el antecesor de Cerdán fue Ábalos, parece que queda claro que el presidente de España no tiene buen tino para acertar con sus secretarios de organización. Son malos tiempos para la lírica y para el Partido Socialista por culpa de unos pillos, avariciosos e inmorales apandadores. 
 

A Sánchez le avalan unos magníficos resultados económicos y el incremento en la creación de empleo y eso es lo que por ahora le salva de una hecatombe. Los españoles han demostrado elección tras elección que votan mayoritariamente según sea la situación económica del país. La repugnante corrupción parece que queda en un segundo plano, como se ha demostrado repetidamente en los casos que han afectado a los dos principales partidos. Probablemente la corrupción sistémica sea como un iceberg: solo sale a la luz una minúscula parte de ella. 
 

Quizá lo más increíble de todo es que dos tontos que van de listillos como Koldo y Cerdán hayan puesto en solfa al principal partido gubernamental. Cualquiera que viera a Koldo o a Santos se daría perfecta cuenta en su primera impresión de que estamos ante dos gañanes, dos patanes, dos cazurro. 
 

A pesar de tener cara de tontos, los dos son unos sinvergüenzas pillos y patosos que se han querido pasar de listos. Estos personajillos miserables son insaciables. A pesar de tener unos buenos sueldos, siempre quieren más aunque sea de manera ilegal y espuria. 
 

Pedro Sánchez afirmó ayer que el PSOE actúa con transparencia e inmediatez y es consecuente con sus actos, apartando las manzanas podridas del cesto, algo que recordó que no hacen otros partidos, en clara referencia al PP. El presidente reconoció que había sido una gran decepción haberse enterado ese mismo día de las andanzas de Cerdán, aunque la oposición no le cree. Sin embargo, las creencias son cuestiones de fe y por lo tanto no es motivo de debate político sino de esoterismo, pero eso se lo dejamos a Iker Jiménez y sus patéticos conmilitones.
 

En el Supremo hay un juez amigo del PP que no cree a los periodistas serios ni siquiera con un acta notarial, pero en cambio sí cree al novio de Ayuso, que ha reconocido ser un delincuente fiscal. Este juez Hurtado fue el único del Tribunal Supremo que se negó a condenar la corrupción del PP y de la Gürtel en particular. Es suficiente razón para haberlo apartado de la causa del Fiscal General del Estado porque no parece que sea un juez imparcial. 
 

El PP que miró para otro lado con las ranas corruptas del estanque de Esperanza Aguirre es el mismo que ahora pide la dimisión de Pedro Sánchez por rodearse de unos cuantos batracios viles e impresentables. Mientras los jueces conservadores no saben quién es M. Rajoy, los dirigentes del PP presumen de saber quién es P. Sánchez. Aunque lo deben conocer poco si se creen que el presidente va a tirar la toalla y dimitir. 
 

Hay una gran diferencia mediática cuando los escándalos afectan a la izquierda o a la derecha. Este último de Santos Cerdán o el de Ábalos han sido rigurosamente cubiertos indistintamente por todos los medios, progresistas y conservadores, de manera muy crítica, mientras que cuando afectan a políticos de derechas los medios afines tapan tanto que ni siquiera reconocen que la M (de mierda) de M. Rajoy pertenece a Mariano, ese gran presidente del que se reían hasta sus votantes pero que no era tonto cuando se trataba de cobrar sobresueldos en sobres sueltos preparados por Bárcenas.
 

Cuando el PSOE coge a alguno de los suyos en un renuncio le dan un batacazo letal sin ningún paliativo o eximente mientras que cuando le pasa al PP lo colocan de articulista en el diario La Razón, como es el caso del exministro del Opus Jorge Fernández Díaz, para el que el fiscal pide quince años de prisión por espionaje parapolicial y crear una policía dedicada específicamente a inventar bulos contra la izquierda y más concretamente sobre Podemos. Estos fachas rojigualdos patriotas de hojalata incluso le pusieron apellido a su infame policía: patriótica. Menudo bochorno. 
 

El PP se ha tirado como un buitre hacia lo que considera el cadáver de Pedro Sánchez pero parece que Feijóo aún no conoce bien la resiliencia del presidente. Mientras Pedro Sánchez no sea imputado por nada, no dimitirá y solo convocará elecciones para 2027.
 

Lo máximo que le puede ocurrir es quemarse si pone de nuevo la mano en el fuego por los colaboradores que le han salido ranas. Los últimos casos de corrupción le están haciendo el mismo daño que le hicieron a Felipe González cuando soportó casos esperpénticos como el de Roldán o Juan Guerra el hermano de su inseparable vicepresidente en el gobierno y vicesecretario general en el partido. La corrupción del PSOE felipista fue mucho peor porque no fueron cuatro baturros los que se lucraron sino que hubo una maquinaria de financiación ilegal con Filesa y demás hierbas
 

La derecha está impaciente y desesperada, tiene mucha prisa porque no le gusta nada estar en la oposición, pero me temo que va a tener que aguantarse al menos un par de años más. Casualmente ayer se publicó la última encuesta del CIS, que aumenta la diferencia a favor del partido gubernamental en detrimento del primer partido de la oposición. Y eso que cuando se hizo la encuesta ya se conocía el procesamiento del Fiscal General del Estado y las bribonadas indeseables e indecentes de la fontanera (me niego a llamarla periodista) Leire Díez.
 

La derechona en España no sabe estar en la oposición porque gobernó durante cuarenta años de dictadura franquista (que se lo digan al fundador del PP, Manuel Fraga) y no está acostumbrada a estar fuera del poder. Los tres presidentes socialistas de los sucesivos gobiernos democráticos han sido acusados por la oposición popular de manera impía. 
 

Ya con Felipe González, el manipulador Miguel Ángel Rodríguez, ahora jefe de Gabinete de Ayuso, se inventó para Aznar la frase 'váyase, señor González', que en boca de aquel presidente parecía más ridícula aún cuando movía su bigotillo sobre el labio leporino. 
 

Y por si eso fuera poco, algunos periodistas provectos autodenominados independientes crearon el denominado sindicato del crimen para arremeter contra González por tierra, mar y aire de manera espuria e ilegítima. La corrupción en la última época de González es innegable, como lo es también la conjura de los necios para fantasear campañas horrendas similares a las que luego inventó la policía patriótica valiéndose de pruebas falsas para atacar a Podemos en vísperas electorales con la connivencia de patrioteros desalmados como el pseudo periodista Eduardo Inda. 
 

A pesar de todo, Aznar solo obtuvo una victoria pírrica en 1996 después de perder dos veces consecutivas frente a González cuando ya se anunciaba como seguro el cambio de ciclo. Por eso Aznar tuvo que pactar con los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. Incluso hablaba catalán en la intimidad aunque a su pupila Ayuso no le gusta escucharlo en un acto institucional, a pesar de ser una lengua cooficial en España.
 

Contra Zapatero fueron a rajar y todo lo que ocurría era por su culpa, incluso lo que sucedió después de que dejara la Moncloa. Eso sí, nunca contaron que con Zapatero se consiguieron las mejores cifras económicas y de creación de empleo de este siglo. Algo parecido a lo que ocurre hoy con Pedro Sánchez: España nunca había tenido tanto crecimiento económico y laboral, pero así y todo piden la dimisión del presidente porque no ha sabido elegir bien a sus dos últimos secretarios de organización. Un error imperdonable por el que merece la lapidación o al menos la defenestración. A la silla eléctrica con él. 
 

Según la oposición, la culpa no es de Ábalos y Cerdán sino del presidente que los eligió. Disparan por elevación porque quieren cargarse al irreductible Sánchez de la manera que sea. Si la culpa está en elegir mal a sus colaboradores más estrechos, no entiendo por qué ese mismo PP no condena a Aznar por elegir malamente a los chorizos Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana o Jaume Matas, entre otros ministros corruptos del PP condenados y encarcelados. Tampoco entiendo que ese mismo partido no afeara duramente a Rajoy por renovar su confianza a su perverso y torcido tesorero Bárcenas, que pasaba dinero en sobres a M. Rajoy y a todos los dirigentes del PP gracias a las mismas mordidas que hoy critica hipócritamente. Debe ser que las mordidas del rival son de otra categoría. 
 

La misma ostentosa sede del PP en Madrid que sale cada dos por tres en los telediarios y en las páginas de sucesos fue pagada con dinero negro, como el ático en donde vive Ayuso con su novio. Si comparamos la suntuosa sede del PP en la calle Génova con la humilde y modesta que tiene el PSOE en Ferraz podríamos entender muchas cosas. Es normal que en partidos grandes haya delincuentes y corruptos pero mientras unos los sancionan y apartan, los otros los ponen en un pedestal. Esa es la pequeña gran diferencia. 

 

Cristóbal D. Peñate es periodista.

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