
En tiempos marcados por la fragmentación, la crispación política y la rutina individualista, la reciente e histórica visita de la imagen de la Virgen del Pino a Telde ha supuesto mucho más que un acto religioso. Ha sido un fenómeno social, un encuentro intergeneracional y un momento de reconocimiento comunitario que activó el pulso identitario de un municipio con alma plural.
Desde los barrios hasta el casco histórico, miles de personas se acercaron con flores, silencios, lágrimas, aplausos o simplemente con presencia. Muchos creyentes, sí, pero también muchos otros que se reconocen no practicantes o ajenos a la fe y que, sin embargo, entendieron que aquello era más que una romería o una misa. Era la expresión de algo que nos trasciende: la necesidad de sentirnos parte de algo mayor, de reconocernos en los rostros de quienes comparten nuestra ciudad, nuestras calles, nuestras historias.
La Virgen del Pino, más allá de su dimensión espiritual, fue símbolo y excusa. Símbolo de un pasado común, de una tradición viva que sigue teniendo sentido en la era de las pantallas. Y excusa para que niños, mayores, colectivos, cofradías, músicos, autoridades y vecinos se encontraran en un espacio común de celebración, respeto y memoria.
Lo ocurrido en Telde demostró que la cultura popular —con sus ritos, imágenes y costumbres— sigue siendo una herramienta de cohesión, incluso entre quienes piensan distinto o creen en cosas distintas. Frente a un panorama social que muchas veces empuja al aislamiento, este tipo de acontecimientos nos recuerda que hay emociones que no necesitan traducción: el abrazo entre generaciones, el orgullo por el terruño, la sensación de caminar juntos.
Más allá del fervor religioso, la visita de la Virgen del Pino activó un tejido social dormido, y lo hizo con sencillez, con cercanía, con el lenguaje de las raíces.
Que esto no sea solo un paréntesis luminoso en el calendario. Que sea también un llamamiento a cuidar lo que nos une, a valorar los ritos que —como este— nos recuerdan que seguimos siendo pueblo.
Carmelo J. Ojeda Rodríguez es director de TELDEACTUALIDAD y VALSEQUILLOACTUALIDAD, ejerció duranten 20 años como redactor de Canarias7, es catedrático de Geografia e Historia y posee un Máster en Comunicación y Periodismo Digital.
























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.96