Eduardo Madina alertó que con José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba no había ninguna Leire Díez o Víctor de Aldama. Y enseguida le saltó Óscar Puente (¡un ministro!) a reprenderle. Es cierto que cuando un partido tiene más de cien años, el PSOE, el PNV o el que sea, es imposible que no sobresalgan claroscuros; mas la hoja de servicios socialista ha sido más que positiva. Es verdad que con Felipe González hubo corrupción y terrorismo de Estado (los GAL) pero aquel PSOE modernizó España, la introdujo en Europa y consolidó la democracia. Evidentemente, el propio Zapatero (con su estilo, ‘republicanismo’ y más a la izquierda hasta que la crisis financiera de 2008 lo bajó de las nubes) y Rubalcaba proseguían la misma onda. Natural, es el PSOE que nació en Suresnes (durante el tardofranquismo) y que protagonizó la Transición y casi toda la democracia actual. Sin embargo, Pedro Sánchez rompe esa tendencia.
Cuando Sánchez habló hace mucho tiempo del ‘nuevo’ PSOE, es que hay otro ‘viejo’. Con esa fórmula derrotó a Susana Díaz y a los barones territoriales, cuando las primarias, enfrentando a la militancia con los oficiales. El PSOE era un partido de cuadros, ya no lo es. O no lo es tanto. Ha imperado el ‘cesarismo’. En el fondo, Sánchez desea que González le reconozca, es su latido, pues pactó con Unidas Podemos porque no le quedó otra; pero se antoja muy difícil.
A diferencia de las citas congresuales en democracia del PSOE o primarias anteriores (Joaquín Almunia y Josep Borrell), la victoria de Sánchez contra Díaz supuso un antes y un después. Cuando a la andaluza le arroparon González, Alfonso Guerra y una legión de exministros del ‘felipismo’ y de Zapatero, era porque suponía la continuación del PSOE de siempre, con sus luces y sus sombras. En ese linaje está Madina, que fue víctima de un atentado de ETA.
Ese PSOE, defensor de la España autonómica, pero receloso de la plurinacionalidad, dio estabilidad entre 1982-1996 y 2004-2011. Y no volverá. Razón: cuando se acabe el periplo presidencial de Sánchez, ocurra cuando ocurra, no habrá cuadros internos en los que rescatar la regeneración para abrir otra etapa. Cuando Sánchez se hizo con el mando en Ferraz, recordaba a esos largometrajes de la marina británica decimonónica en el Caribe, cuando la marinería guiada por alguno se encaraba al capitán y sus oficiales. Películas que narran la victoria inicial de la rebelión a bordo, el envío de los jefes al destierro con una barca y cantimploras y, finalmente, la misma tropa enfrentándose al que espoleó la revuelta. No hay más.
Domingo EX DE CIUDADANOS PARA EL CAMBIO | Martes, 17 de Junio de 2025 a las 13:50:38 horas
EL ESPAÑOL :
La presunta guerra sucia de la era Rajoy -el uso de las fuerzas policiales para colmar las ansias partidistas y de poder- adquiere cada vez más paralelismos con los últimos mandatos de Felipe González, bien es cierto que los GAL están a años luz de los sucedido en las cloacas populares.
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