
La parroquia de San Gregorio en Telde vive días de intensa actividad espiritual y organizativa. El motivo: la esperada llegada de la Virgen del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias, que visitará la ciudad en el marco del Año Jubilar. El párroco Agustín Lasso, que lleva apenas nueve meses al frente de la parroquia, ha sabido contagiar ilusión y compromiso a un amplio equipo de colaboradores para preparar lo que se anuncia como un acontecimiento histórico y de profunda vivencia de fe.
“Esta visita es extraordinaria. Hay una emoción en el ambiente que se nota, la gente está con el corazón en ascuas esperando que llegue el jueves”, afirma en declaraciones a La Provincia-DLP Lasso, quien ya vivió una experiencia similar en el año 2000, cuando organizó en Teror la bajada de la Virgen del Pino a Las Palmas de Gran Canaria.
El programa incluye el recibimiento del Cristo de San Juan el miércoles en San Gregorio, donde “esperará” a la Virgen para reunirse con ella el jueves en una cita que reunirá por primera vez a ambas imágenes en procesión hacia San Juan, la parroquia matriz.
La organización del evento ha requerido una logística compleja y coordinada entre Obispado, Delegación del Gobierno, fuerzas de seguridad, parroquias y voluntariado. “Aquí en San Gregorio contamos con un equipo intergeneracional que lleva meses trabajando con entrega. Va a ser un día intenso, agotador pero muy hermoso. Y el verdadero fruto se verá con el tiempo: una mirada, una palabra, un sacramento… todo deja huella”, señala el párroco.
El contexto de esta visita no es casual. Coincide con la celebración del Año Jubilar, lo que añade una dimensión espiritual aún más profunda. “Si esto no nos cambia por dentro, si no nos mueve a ser más cercanos con quien sufre, con los pobres, se queda en puro folclore. El jubileo es un año de libertad, de liberación, y debe tocarnos el corazón”, reflexiona Lasso.
A sus 63 años, el sacerdote reconoce que llegó a San Gregorio con la intención de “aportar juventud”, aunque matiza con humor que el cuerpo ya no responde como antes. “Pero sí mantengo un corazón joven. Creo que la Iglesia o es familia, o no tiene futuro. Aquí todo el que quiera venir tiene su sitio. Después ya nos entenderemos, pero esta es la casa madre”, expresa con convicción.
En estos días de preparación y fe compartida, Lasso también se detiene a mirar hacia dentro. “¿Qué le voy a pedir a la Virgen? Fuerza, salud y sabiduría. Que no me falte la alegría, que no pierda la sonrisa, que son esenciales para servir y avanzar. Que me ayude a discernir en medio de los desafíos de la Iglesia, sin caer en el pesimismo”, concluye emocionado.
La ciudad de Telde se prepara así para un encuentro que promete marcar a toda una comunidad. Un acontecimiento de fe, pero también de unidad, esperanza y compromiso con lo esencial.
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