
Dormitaba, arriba en el cielo, lugar en el que no hice más méritos para entrar que tratar a los demás tal como me gustaría que me trataran a mí y ayudar a mis semejantes en lo que fuera menester.
Al enterarme de lo de los lagartos de Arauz di un respingo, salté del celestial colchón y me encontré de nuevo en la Plaza de San Gregorio.
Empecé a recordar como siendo niño mi padre falleció dejando viuda, cinco hijos, cuantiosas deudas y sus fincas hipotecadas.
Tuvimos que trabajar de sol a sol para sacar adelante una agricultura modesta, pagar las deudas y levantar las hipotecas.
Cuando empezábamos a vivir desahogadamente vinieron por dos veces las expropiaciones para la Autopista del Sur y nos destrozaron la Finca del Cañón, a la entrada de lo que hoy es el Barrio de Las Huesas.
Con el dinero de las expropiaciones y algunos ahorrillos compramos la Finca de D. Paco, en Arauz, una de las más bonitas del lugar, y tras mucho trabajo y costosas inversiones volvió a ser un auténtico vergel.
Llegaron las expropiaciones para hacer la Vía de Circunvalación y la finca quedó partida en dos, comprometiendo la viabilidad de su explotación agrícola y tardando más de una década en recibir la exigua compensación económica por los enormes perjuicios ocasionados.
A los pocos años, vuelta de la burra al trigo, recibimos notificación de que la finca estaba incluida en el Suelo Urbanizable Programado Sector II (SUP) de Arauz y con la exigencia de aportar nuestras escrituras al Ayuntamiento de Telde para proceder a la oportuna reparcelación.
Extrañado llamé a mi ahijado Juanito que había sido concejal y había estado en la Comisión de Urbanismo y le pedí que me explicara que significaba aquello.
Después de su detallada explicación comprendí que me quedaba sin finca, que ya no vería más mi magnífico cultivar de plataneras, que ya no podría volver a comer los aguacates que cuidaba con tanto esmero, que ya no florecerían los rosales blancos, amarillos y rojos que tras la polinización daban unas rosas al modo de la bandera española.
Que ya no oiría croar a las ranas en el estanque, ni el graznido de los patos en la alberca, ni el mugido de las vacas en el establo, ni el zumbido de las abejas entre las plataneras; ni disfrutar con los incesantes movimientos de cola de los lagartos para atraer a las hembras en celo.
Algunos amigos, viéndome tan afligido, me decían que no me preocupara que los solares me iban a reportar mucho dinero; a lo que yo les respondía: por eso no se preocupen, no quiero dinero, con lo que ya tengo un pan no me va a faltar para llevarme a la boca en lo que me queda de vida.
Mi finca no era sólo un medio de vida, era un modo de vivir, en ella me recreaba; era la hija que nunca tuve y con la que siempre me regocijé.
Tras el desalojo de la finca lloré de rabia y luego: gastos de gestión, ingenieros, arquitectos, abogados, notarios, registradores; gastos de reparcelación, gastos de urbanización en varias ocasiones, etc..
Traté de vender, pero era imposible ya que por errores en el Proyecto de Reparcelación los solares resultantes no eran inscribibles en el Registro de la Propiedad.
A día de hoy me he enterado que, tras la cuarta adjudicación, las obras se han paralizado por la presencia de lagartos en la zona, como si ello fuera un gran descubrimiento. De siempre han vivido en la orillas de los cercados y en las paredes de las fincas para aprovechar las horas de sol que tanto necesitan.
Animalitos que todo agricultor que se precie sabe de los beneficios que reportan al ecosistema; pero de ahí a proponer que la Urbanización de Arauz se paralice nuevamente va un abismo.
Al no ser conscientes de los perjuicios que causan a los propietarios y lo que a la administración municipal le puede suponer el retraso de más de un cuarto de siglo de una obra que se adjudicó inicialmente, año 1999, con un plazo de ejecución de siete meses.
La actuación procedente es ir capturándolos por zonas, coordinadamente con la empresa constructora y trasladarlos a donde puedan seguir desarrollándose en un hábitat más favorable.
Señalar para los alarmistas, indocumentados o manipuladores que esta especie de lagarto a efectos de su posible extinción está clasificada por la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza (UICN) a en la categoría de LC (preocupación menor), el nivel más bajo de protección establecido, a la altura del “Homo Sapiens”, ¿O no tan Sapiens, y si más bien Homo Manipulator?
Sería conveniente centrarse más en sus verdaderos depredadores gatos, ratas, algunas aves como el cuervo y un último invitado a esta fiesta como es la culebra real que sí amenaza con disminuir drásticamente las colonias del lagarto gigante de Gran Canaria allá donde se asientan.
Después de tan celestial pesadilla me despierto con la ilusión de que la cordura y el sentido común de mis congéneres permanezcan intactos y que algún día el sacrificio de mi apreciada finca sirva para tener un Telde mejor.
Miguelito Medina “El del Callejón” o si prefieren “El de la yegua Lucera”
Juan José Sánchez Martín es catedrático jubilado de Enseñanza Secundaria y exconcejal del Ayuntamiento de Telde.
Carmen | Domingo, 08 de Junio de 2025 a las 21:51:53 horas
Me ha encantado el artículo, mucha sensatez y coherencia. ...a ver, si se contagia.
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