Boda con alma canaria y corazón andaluz: así fue el sí de Javier y Pino Dolores en Telde

El mediodía de ayer sábado 31 de mayo amaneció con cielo despejado y brisa suave en Telde, como si la ciudad misma se hubiera vestido de gala para acompañar a dos de sus protagonistas más queridos: Javier Ramírez de Verges, magistrado de raíces cordobesas, y Pino Dolores Llamas, licenciada en Farmacia e inspectora de Sanidad del Gobierno de Canarias, natural de esta histórica ciudad grancanaria.

Puntuales, a las 12 del mediodía, la puerta del pórtico principal de la Basílica de San Juan Bautista, precedida de una alfombra roja, se abrió para recibir a los invitados, entre los que se encontraba una nutrida representación de amigos, familiares y compañeros de profesión. El templo, adornado con grandes ramos blancos, fue testigo de una ceremonia solemne cargada de emoción, oficiada por el sacerdote José María Cabrera, amigo de los contrayentes, quien fuera párroco de San Juan y hoy desarrolla su labor pastoral en Santa Brígida.

La novia, visiblemente alegre, deslumbró al entrar del brazo de su padre, Pedro Llamas, militar retirado del Ejército del Aire, que lucía con porte y orgullo el uniforme de Gran Etiqueta. Pino vestía un elegante diseño de corte clásico que cubría con un manto de encaje sujeto a un pequeño moño y Javier, impecable con chaqué azul marino, no pudo contener la emoción al verla avanzar por el pasillo central. La madre de la novia, Loly Santana, brilló con un vistoso traje verde esmeralda de la diseñadora Rosa Clará.

La ceremonia, que duró algo más de una hora, estuvo arropada por la voz de una soprano que interpretó piezas clásicas y litúrgicas, entre ellas el Ave María que arrancó lágrimas entre los presentes.

Tras la misa, los recién casados recibieron a sus invitados en el emblemático Hotel Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, donde se ofreció un almuerzo en un ambiente distendido y elegante. El cóctel incluyó tataki de atún, vasito de salmorejo, quesos variados, bombón de foie, bikini ibérico trufado y solomillo ibérico y chutney de piña, entre otros aperitivos. Como plato principal, se sirvió solomillo de ternera con milhojas de papas, tomates y salsa de vino, seguido de un postre de mousse de chocolate negro con helado de pistacho. Todo ello maridado con vino blanco José Pariente, tinto Semele, cava y un excelente café para concluir.

La celebración se prolongó hasta altas horas de la noche, animada primero por el grupo Los Salvapantalla, que llenaron la pista de energía con versiones de clásicos del pop, y más tarde por un Dj que puso a bailar a todos los invitados, quienes fueron agasajados con abanicos, zapatillas, una mesa de golosina y una sabrosa recena.

Fue, sin duda, un día inolvidable. Un enlace lleno de amor, elegancia y emoción, que quedará grabado en la memoria de quienes lo vivieron y, sobre todo, en los corazones de Javier y Pino, que comienzan ahora un nuevo capítulo de su historia juntos, como así resaltó el sacerdote en su homilía.

Reportaje gráfico del enlace matrimonial de Javier Ramírez y Pino Dolores Santana