De alguna manera, se trata de construir un debate ideológico forzado a cuenta del congreso del PP. Como si fuera un cónclave de ideas cuando, en realidad, las citas congresuales de los partidos (por lo general) carecen de esa disputa de argumentos y predomina las alianzas internas de poder y el candidato al uso que se hará cargo de la formación. Poco más. Un trámite cuando no hay sucesión abierta en la formación que se tercie. Y es el caso de los populares, donde impera Alberto Núñez Feijóo y, por el bien de sus correligionarios, más vale que prosiga en la faena.
Así las cosas, ¿qué se espera del PP? Un partido de orden. Un partido que ofrezca estabilidad, moderación, preservar la paz social y atender con cintura las demandas territoriales. En otras palabras, que cumpla su rol de partido dinástico y sistémico del orden del 78. Ser, en definitiva, una de las dos caras de la misma moneda que desempeña junto al PSOE; al menos, desde que el PP dejó atrás las siglas de AP (Manuel Fraga) y, mucho antes, este suplantara en el centroderecha a la UCD, que quedó dinamitada en las elecciones generales de 1982.
Todo lo demás, es llevar al PP a ser una estructura desnortada. En parte, ya lo está: no acaba de encontrar su posición ante la ultraderecha encarnada por Vox. Y Vox no es orden sino desorden. Es más, Vox no es monárquico tal como lo entendemos como monarquía parlamentaria del 78. El elemento monárquico de Vox entronca mejor con el absolutismo que con la monarquía parlamentaria ideada por Antonio Cánovas del Castillo. Incluso, hasta podría discutirse si Vox casa con el conservadurismo de Donoso Cortés; porque el patriotismo de este, en su contexto histórico, distaría hoy (y mucho) del ‘trumpismo’ y los populismos que pululan por el mundo.
Cuando José María Aznar agrupó a toda la derecha, fue un mérito suyo dentro de su bancada ideológica, pero respondió esencialmente a la operatividad del bipartidismo; imperante y lozano entonces. El PP no puede reconocerse, en nada, en Vox. Si lo hiciera ya no sería el PP que hemos conocido, sino otra cosa. No afianzaría el sistema del 78 sino que, al contrario, abogaría por desmoronarlo. Vox, en puridad, no se identifica en Felipe VI. El PP no está para experimentos ni para dar rienda suelta al ‘ayusismo’ mesetario. Feijóo es, en la actualidad, mucho más que un candidato para el PP.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.48