
El sábado por la tarde se vivió en Telde la misa y procesión en honor de María Auxiliadora. La Virgen salesiana partió en procesión desde la iglesia de San Gregorio al colegio que regentan. Un recorrido concurrido por las calles de Los Llanos que concitó una enorme expectación. Porque una de las cosas que deja claro cada año esta festividad, es la enorme conexión escolar y social de las salesianas con Telde. Forma parte de su idiosincrasia. Hay un relato emotivo de carácter intergeneracional que cada mayo se plasma. Y es secundado claramente por la ciudadanía y, en particular, la comunidad de feligreses.
En el patio del colegio las chicas y chicos se preparan para la devoción coral a la Virgen salesiana. Con especial predisposición y reconocimiento a la hornada mayor que, pronto, tendrá que irse a otros enclaves a proseguir su formación. Sirve, por tanto, el festejo mariano como despedida al grupo que se va, cargado de recuerdos y sentimientos de su periplo escolar en Telde.
A todas estas, se une la carrera solidaria que el colegio realiza cada año en la ciudad de los faycanes. La proyección ha ido a más, reforzando los lazos de unión de las salesianas con la sociedad teldense. Lástima que no dispongan de Bachillerato, truncando una fase muy importante que podría impartirse en sus aulas y que, de momento, no hacen. Es la gran asignatura pendiente que la directora debería encarar para buscarle una solución.
El auxilio mariano es también la esperanza que invocaba el papa Francisco. La esperanza tiene un indudable aroma de mujer, a la madre. A esa figura que encarna la gestación y luz a la vida para prepararse a un tránsito adulto en la que los hijos e hijas se enfrentarán a la maldad. Y la maldad tiene rostros, no es algo abstracto. Mas el papa León XIV manifestó, nada más asumir su pontificado, que la maldad no venza. Y eso precisa, a todas luces, entre otros elementos, de auxilio mariano. La maternidad que entronca la alegría de la vida. La resistencia a las adversidades múltiples terrenales desde los cimientos robustos de los valores inmutables debidos a la deidad. Forja el espíritu generación tras generación. Todo eso subyace en la fe cristiana. Y, a su modo, con su particular sensibilidad, las salesianas lo enarbolan en Telde fomentando la pertenencia a una comunidad generosa y visionaria del amor.
























Olga Maria Rivero Santana | Lunes, 26 de Mayo de 2025 a las 07:24:48 horas
Produce una gran alegría ver como cada año esta presencia Salesiana, con sus labor, sigue produciendo sus frutos y que siga aunentando
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