El Mirador de San Francisco acoge un homenaje a Saulo Torón e Isabel Macario

El Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Telde y la Asociación de Empresarios de El Goro (Aegoro) inauguran este viernes 23 de mayo a las 10.00 horas en el Mirador de San Francisco una escultura homenaje al poeta teldense Saulo Torón y a su esposa, la soprano Isabel Macario Brito. La pieza, obra del artista Chano Navarro Betancor, busca eternizar el vínculo sentimental y cultural de la pareja con este emblemático enclave, tal y como informó meses atrás TELDEACTUALIDAD.

La iniciativa fue impulsada por el cronista oficial de Telde, Antonio González, y ha sido financiada gracias a una subvención de 39.000 euros concedida por la Consejería de Presidencia del Cabildo de Gran Canaria. Por su parte, el Ayuntamiento asumirá la colocación de tres nuevos bancos de piedra de Arucas en sustitución de los actuales, deteriorados por el paso del tiempo.

El escultor ha trabajado durante meses en su taller de Taliarte, y ha concebido una obra que representa a Saulo e Isabel sentados en un banco de cantería: él leyendo un libro, ella escuchando con los ojos cerrados. Las figuras, elaboradas en bronce, llevan inscritas tres de los poemas más representativos del autor, como “Lo que importa”, logrando así una fusión entre escultura y literatura.

Navarro ha combinado tres estilos artísticos: la fundición a la cera perdida de origen griego para las cabezas, el lenguaje geométrico del siglo XX (inspirado en Chillida o Chirino) para los cuerpos, y técnicas de infografía 3D en elementos como el libro. La pátina aplicada dará un tono verduzco a la escultura, que armonizará con el entorno natural del mirador.

El proyecto, que coincide con el 50 aniversario del fallecimiento del poeta y el 30 aniversario de la fundación de Aegoro, nace también del deseo de la asociación empresarial de dejar un legado cultural a la ciudad. Para la creación de la pieza, el artista ha contado con el apoyo y los testimonios de la hija del poeta, Isabel Torón.

Con este acto, San Francisco no solo gana un nuevo atractivo patrimonial, sino que recupera simbólicamente a dos figuras fundamentales de su historia cultural. Saulo e Isabel permanecerán allí, fundidos en bronce y poesía, en el rincón que tanto amaron, recordando a los paseantes que el arte puede desafiar al olvido.