
De la plaza de Callao a la realidad de nuestros terreros: ¿de qué podemos presumir en Canarias?
La imagen de la Lucha Canaria en el centro de Madrid, en la emblemática plaza de Callao, fue potente, simbólica, y por momentos emocionante. Ver nuestro deporte vernáculo en el corazón de la capital del Estado fue, sin duda, un orgullo para quienes lo llevamos en la sangre. Pero tras la emoción inicial, es justo y necesario preguntarnos: ¿de qué podemos presumir realmente, si en casa —en Gran Canaria, por ejemplo—, la realidad es bien distinta?
Porque si miramos hacia adentro, hacia nuestras islas, nuestros pueblos y nuestros terreros, lo que encontramos no es motivo de celebración, sino de preocupación. Lo que vemos es un retroceso constante, una merma alarmante de equipos, y un tejido luchístico cada vez más frágil.
La dura realidad: de 36 equipos a menos de 20
En 1978, Gran Canaria contaba con 36 equipos distribuidos en tres categorías. Hoy no llegamos a la veintena, y apenas sostenemos dos categorías: una primera muy reducida y una segunda algo más numerosa y consolidada. Y eso, gracias al esfuerzo casi heroico de muchas personas que siguen creyendo en este deporte a pesar del abandono.
Aquí algunos datos, municipio por municipio, que conviene conocer y asumir con responsabilidad:
• La Aldea: Tuvo un equipo. Hoy, cero.
• Gáldar: De tres equipos (Gáldar, Marmolejos y La Montaña), hoy queda solo el Club de Luchas Unión Gáldar, gracias al empuje de Rayco Ramírez y su junta.
• Moya, Teror, Santa Brígida y Mogán cero equipos. No podemos meter a Tejeda ni tampoco a Agaete así como Artenara porque nunca los tuvo, aunque si se animan podrían divulgarse en estos municipios como hicieron en Madrid, seguro que menos recursos podríamos divulgar en esos lugares.
• Firgas: El Vecinos Unidos dos y sobrevive el Pollo de Buen Lugar, como puede.
• Arucas: Uno, gracias a los hermanos Machín.
• Las Palmas de GC: De varios equipos históricos, apenas quedan Guanarteme, Santa Rita y Adargoma (en base).
• San Mateo: Solo el Tinamar, sostenido por Zenón.
• Telde: De siete, queda uno, gracias a la familia León y la actual junta. En cabezada por el todo terreno Jaime Rivero
• Ingenio: De tres a uno, permanece cerrado el terrero de luchas del popular barrio del Carrizal
• Agüimes: De tres, quedan dos, uno en el centro del municipio y otro en el Cruce de Arinaga, el precioso terrero de la Playa de Arinaga permanece cerrado.
• Santa Lucía de Tirajana: Llegó a tener cuatro. Hoy, resisten dos.
• San Bartolomé de Tirajana: De cinco, quedan dos, pero luchan fuera del municipio por decisiones políticas, a pesar de contar con un terrero magnífico en La Aldea Blanca.
Y así podríamos seguir. La historia se repite: equipos desaparecidos, terreros cerrados o infrautilizados, y escaso apoyo institucional. La afición resiste, pero la estructura se desmorona.
Un llamado a la responsabilidad
Este comentario no busca culpar a nadie en particular. Pero sí interpela directamente a los responsables políticos, tanto municipales como insulares y regionales. La Lucha Canaria no puede vivir de homenajes puntuales ni de gestos para la foto. Necesita una política deportiva sería, continuada y comprometida, con financiación adecuada, instalaciones en condiciones, programas formativos y apoyo a los clubes y a las escuelas de base.
A quienes han ocupado cargos públicos relacionados con el deporte más emblemático de los canarios, les digo: miren lo que teníamos y lo que hoy se ha perdido. Pregúntese si su gestión ha contribuido a fortalecer o debilitar este patrimonio común.
A los municipios: la lucha debe tener presencia y apoyo en cada rincón de la isla.
Al Cabildo y al Gobierno de Canarias: no basta con proclamar a la Lucha Canaria como “deporte vernáculo”. Y además declararla de Bien Cultural de Canarias (BIC) Hay que actuar en consecuencia.
La lucha necesita lucha
A mi gente de la lucha: sigamos luchando. Con dignidad, con memoria y con firmeza. No podemos resignarnos a que este deporte se convierta en un espectáculo folclórico para turistas o en un recuerdo emotivo de otros tiempos.
Y a quienes tienen hoy la responsabilidad institucional: no se limiten a presumir de la Plaza de Callao. Miren a los terreros de casa, y actúen antes de que sea tarde. El futuro de la Lucha Canaria —ese legado que forma parte de nuestra identidad como pueblo— también está en sus manos.
José Trujillo Artiles es miembro de la saga teldense de luchadores Barranquera.



























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