Si en matemáticas suele decirse que no pueden mezclarse peras con manzanas, en la contabilidad del electorado ocurre otro tanto. El debate abierto en canal en NC, en el que los dos sectores, el que se quedó y el que se ha ido, se disputan relatos y se arrojan magnitudes de votantes que potencialmente les pertenece, no solo es peligroso sino es falso. El voto queda distorsionado tras una crisis interna de calado. Es verdad que NC, tanto en su nacimiento como en su momento de máxima expansión, tuvo el voto muy arraigado a sus poderes municipales (el corredor del sureste más Gáldar y Guía), pero desde ahora no se va a trasladar sin más al resto de instituciones que no sean las de los ayuntamientos; o, para ser precisos, no con semejante intensidad. Evidentemente, Gáldar sigue siendo de Teodoro Sosa como Agüimes de Óscar Hernández, pero no se debe obviar que parte del éxito de NC en la última década ha estado personificado en Antonio Morales.
De hecho, el que fuera regidor agüimense (1987-2015) y presidente del Cabildo de Gran Canaria tres mandatos seguidos, se dice pronto cuando no es un partido estatal sino lo ha sido artesano, es el que aunó lo que fue la ola del 15M, que si en el resto del Estado tuvo plasmación en Podemos y las mareas ciudadanas, en Gran Canaria lo encarnó Morales. Es más, el máximo representante en la Casa Palacio de Bravo Murillo ha cosechado mejores resultados electorales en Las Palmas de Gran Canaria que ‘per se’ NC. Expresado de otra forma, ha habido un voto anclado en Morales que no a la marca electoral.
Por otro lado, Las Palmas de Gran Canaria es la gran asignatura pendiente de NC, CC y cualquier plataforma nacionalista que se geste. Este municipio es esencialmente bipartidista e, incluso, va a rebufo de los cambios de ciclo en la política nacional. Las mayorías absolutas de socialistas y populares en el consistorio capitalino, han estado muy ligadas a los acontecimientos en Madrid; por ejemplo, Jerónimo Saavedra la obtuvo en 2007 tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y Juan José Cardona obtuvo en 2011 otra mayoría absoluta a pocos meses de que lo hiciera Mariano Rajoy.
Sin duda, el divorcio de NC deja orfandad; extremo que tampoco ambos bandos han contemplado. Y es que Morales era la clave de bóveda del proyecto, referente para el resto de islas. Y cuando cierre su tercer mandato, después de 2027 quedará la duda de cómo darle continuidad y que no fuera un paréntesis el ideario del agüimense en el Cabildo de Gran Canaria. A saber cómo disputarán todos ese vacío, inesperado casi hasta el otro día.
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