Reivindicar para avanzar

Si no reivindicas, no ganas. Si no das la pelea, pierdes de antemano. Si no haces colectivo, te comen. Razones básicas, consagradas desde tiempos remotos, que motivaron a las generaciones anteriores y que gracias a ellas, a su esfuerzo y lucha en la calle, tenemos hoy el Estado del Bienestar, mejoras laborales y más derechos. Vamos, justicia social. Lo que ocurre, sin embargo, es que ese regalo hay que preservarlo. Y que si no lo haces, otros aprovechan para despojarte de esa herencia de fraternidad de la clase trabajadora. Conciencia de clase.

Con motivo de la crisis financiera de 2008 y la ola de recortes posterior, enseguida se lanzó un discurso deslegitimador de los sindicatos. Le reprocharon de todo con tal de que perdiesen credibilidad. Y, claro, si mermas el envoltorio, el siguiente paso es desangrar a los trabajadores. Una cosa lleva a la otra. Desde entonces, se inflaron en críticas a Comisiones Obreras y UGT, como a otras centrales sindicales, para luego tener el campo abonado y perpetrar la poda y austeridad. Pero nunca abrieron el debate sobre la reforma fiscal, por ejemplo, o la nacionalización de ciertas empresas dado el servicio público que prestan; pensemos en la energía, tan de moda estos días fruto del apagón peninsular. 

Si la clase trabajadora no se organiza, se atomiza y pierde. Divide y vencerás. O como reza la máxima sindical: la división trabaja para el patrón. Este Primero de Mayo más de uno se lamentaba en el discurrir de las manifestaciones: tanta pugna en décadas para ahora llegar a la situación actual en la que el ‘trumpismo’ y la extrema derecha constituye una amenaza creciente. Y ese fantasma que se siente crecido, a ambos lados del Atlántico, no se retira sin más ante el silencio, se expande. La movilización social es esencial.

El Gobierno aprobará la reducción de la jornada laboral: pasando de las 40 horas semanales a las 37,5. Pendiente estará de la aprobación en el Congreso de los Diputados donde no solo habrá que esperar a ver qué hace Junts sino, no siendo menos, observar si el PP la respalda. Aquí tiene una oportunidad única el PP para demostrar que tiene un mensaje social y quiere fomentar el diálogo social. El PP no gana nada enfrentándose a los sindicatos de clase. Más de cuatro décadas sin modificar el horario, digitalización mediante, toca ganar tiempo para una mejor vida.