Feijóo, sin prisas

El principal oponente ahora de Alberto Núñez Feijóo sería las prisas. El gallego no puede acelerar la legislatura, por mucho que el Gobierno de coalición de izquierdas sea débil, y tampoco está en su mano que Vox desaparezca ‘per se’; aunque tiene su parte de culpa pues en 2023 selló pactos con Santiago Abascal a nivel autonómico y eso luego le costó entrar en La Moncloa. El PNV entonces se lo explicó clarito: con la extrema derecha y el neoespañolismo, a ninguna parte van. Le salió caro a Feijóo. De lo contrario, de no haber dado ese paso con Vox en el que se precipitó, ahora estaría gobernando seguramente. A poco que se olió que Abascal sería vicepresidente y ministro del Interior (algo así) enseguida se movilizó el votante en Cataluña a favor del PSOE.

Ayer ‘El País’ publicó el último barómetro de 40dB en el que el titular, al margen de la presencia de Vox, es que el PP supera al PSOE con tres puntos porcentuales. En concreto, Feijóo obtendría un 32,6% de los sufragios y Pedro Sánchez un 29,5%. Es decir, el panorama de 2023 (ser el más votado pero no gobernar necesariamente) se repetiría para el gallego. ¿Qué hacer el PP entonces? 

El PP tiene que dejar claro que con Vox no irá de la mano. ¿Podrá alcanzar 150 escaños y depender tan solo de los nacionalismos periféricos? Está por ver. Se antoja difícil. Y el sistema electoral tiene sus propias dinámicas, hay que saber cómo es su engranaje interno en cuanto a la arquitectura electoral. Por eso, los populares podrán jugar la carta de la abstención del PSOE. Pero para hacer eso debes llegar a la cita cargado de autoridad moral. Esto es, no queriendo saber nada previamente de la ultraderecha. Todo coqueteo en el presente entre el PP y Vox, es munición para el PSOE.

Este sondeo está en la tónica de lo que vamos conociendo. Más o menos, el PP ganaría los comicios aunque no con la mayoría parlamentaria suficiente. A saber, al caos actual le sobrevendería otro similar. Con Vox en La Moncloa, España sería ingobernable pues la tensión territorial, sindical y la pugna en la calle, sería constante. El PP lo sabe, mas no se atreve porque conlleva adoptar posiciones en la actualidad que le alejaría del electorado de Vox. Mas las cosas hay que llamarlas por su nombre. Afrontar la realidad. Algo que los políticos no acostumbran.