Opinar en este país se ha convertido en un ejercicio peligroso, dar una opinión y ser crítico con las sentencias judiciales, sobre todo si las opiniones las dices cuando eres un cargo público.
Lo que ha sucedido con la vergonzosa sentencia en el caso Dani Alves, acusado de violación a una joven, y la crítica a María Jesús Montero por dicha sentencia, ha supuesto una escalada de reproches hacia esta, que nos hacen pensar si son las formas las que molestan o el fondo.
Creo que fue Voltaire quien dijo que la política es el arte de mentir a propósito. Por lo que cuando un político dice la verdad, no nos acabamos de acostumbrar. Pero, a buen seguro, sus adversarios les tacharán de atentar contra las instituciones o de formas de incorrectas. Lo que dijo la viceministra en el apasionamiento y en el entusiasmo del XXI congreso del PSOE fue expresar lo que pensaba, algo a lo que no estamos acostumbrados a escuchar en boca de los políticos.
Sin embargo, lo que expresó la viceministra acerca de la sentencia, es algo que pensamos muchas mujeres. A partir de ahora, cualquier mujer, abusada sexualmente con pruebas avaladas por médicos que lo certifican, no podrá demostrar los hechos si estos ocurren en un espacio cerrado. Un retroceso, una vuelta atrás, que muchas tenemos sobre todo por los cambios y los vientos de extrema derecha que nos acechan.
La víctima, a quien la Audiencia Provincial de Barcelona le dio la razón, en esta segunda sentencia, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, argumentando que su testimonio no es fiable, lo absuelve a él. A buen seguro, que ella nunca podrá olvidar lo sucedido, él en cambio, el famoso futbolista, con mucho dinero para pagar buenos abogados, se pasea ya libre por nuestras calles.
La crítica al sistema judicial de la viceministra no es trivial, pues todos conocemos casos de jueces corruptos, aquí en nuestras islas, o jueces honestos que huyen despavorido ante el nivel de corrupción de su destino. Pero nadie se debe engañar, aún existen una mayoría de jueces arcaicos, rémoras de un pasado franquista que no han sabido adaptarse a los tiempos.
Si lo debía decir o no, en un acto público, si las formas fueron demasiada exacerbadas, si debía limitarse a no cuestionar el sistema judicial y no criticar la sentencia de los jueces, es debatible pero el fondo de la cuestión es lo que importa.
¿En qué lugar se encuentra, a partir de ahora, la mujer violada? Esta no podrá demostrar, por muchas pruebas forenses que haya, si no hay testigos, por lo que la mayoría de las violaciones ocurridas en el seno del matrimonio o en la familia no podrán ser tomadas como válida, pues prevalece la presunción de inocencia, cuando no hay más testigos.
Peligrosa sentencia que dejan a las víctimas desprotegidas y sin un soporte seguro y legal que se ha ido construyendo a lo largo de los años. Si las feministas tuvieron que reivindicar el derecho al aborto o al divorcio, tal vez ahora, deberíamos alzar nuestra voz a favor de que el testimonio, con pruebas veraces de una mujer violada, no sea cuestionado por los jueces y sea lo primero que se tome en cuenta.
Nieves Rodríguez Rivera es profesora de Lengua y Literatura, escritora y colaboradora habitual de TELDEACTUALIDAD.
Ricardo León | Lunes, 07 de Abril de 2025 a las 09:34:02 horas
Siendo ud profesora de lengua, nos debe explicar el título : "El fondo no la forma"
(Si el fondo no ¿ Qué la forma?
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