Pilar Mesa y el esperpento político como bandera

Lo de Pilar Mesa, la concejala díscola de Coalición Canaria en Telde, ya no solo roza lo esperpéntico, lo cruza sin freno. Y lo hace con una contundencia que asombra más por su incoherencia que por su vehemencia. Porque si algo ha quedado claro durante los últimos plenos municipales es que Mesa dispara primero y victimiza después, atrapada en un discurso, made in Clavellinas, plagado de contradicciones, verborrea agresiva y ataques personalistas sin sustancia institucional.

El episodio vivido este viernes en el salón de plenos es otra prueba más. Tras meses usando su turno de palabra para desacreditar al alcalde y al concejal Juan Martel con acusaciones desmedidas, de faltarle al respeto al tono democrático de la institución y de convertir la crítica en bronca, Mesa se ha permitido ahora el lujo de arremeter contra la concejala de Igualdad, Adela Álvarez, por algo tan legítimo —y simbólicamente poderoso— como levantarse del Pleno en señal de protesta ante las palabras negacionistas de Vox sobre el feminismo.

A Mesa, que reclama para sí el respeto que sistemáticamente niega a los demás, le molestó esa decisión personal y política. No solo la cuestionó, sino que lo hizo con un tono paternalista, desacreditador, irrespetuoso, llegando a exigir que “alguien de su partido le dé una lección” para que aprenda a diferenciar entre estar en la oposición o en el gobierno. Como si su vara de medir el comportamiento ajeno tuviera algún tipo de legitimidad moral.

Lo curioso, o más bien lo preocupante, es que quien se autoproclama adalid de la democracia y el respeto institucional, es la misma que tilda de misógino cualquier intento de respuesta firme a sus intervenciones fuera de tono. ¿Acaso no es un ataque desproporcionado y misógino cuestionar a una concejala por protestar contra discursos que niegan los derechos de las mujeres? ¿Dónde estaba ese filtro de género cuando decidió arremeter públicamente contra Álvarez con una dureza que, si viniera de un hombre, ella misma calificaría de machista?

Pilar Mesa parece cómoda en el ruido, en la provocación continua y en el uso del micrófono como trinchera personal. Pero la política local, y sobre todo la ciudadanía de Telde, necesita algo más que frases huecas lanzadas al aire y pulsos estériles. Mesa ha convertido su intervención pública en una representación permanente de contradicciones, donde la falta de coherencia ha sustituido al debate serio y donde su desmarque del partido que la llevó a la Corporación amenaza con dejarla fuera de juego más pronto que tarde.

El episodio de este viernes no es más que la última escena de un guion desgastado, escrito desde el ego y no desde la responsabilidad. Y mientras tanto, Telde asiste entre la incredulidad y el cansancio al espectáculo de una concejala que se cree libre para decir lo que quiera, pero que no soporta que se le responda con la misma contundencia con la que ella reparte. Porque, como ella misma dijo, "por sus actos los conoceréis". Y Telde ya la conoce. Demasiado bien.