
Los últimos acontecimientos que se están produciendo en el mundo, desde la llegada del nuevo inquilino a la Casa Blanca, ha puesto negro sobre blanco lo que es capaz la soberbia humana, sobre todo en la política. Presenta una actitud de superioridad en el ámbito del poder y la gobernanza, en la que los nuevos líderes, partidos o grupos políticos creen que poseen la verdad absoluta y desprecian las opiniones, críticas o necesidades de otros sectores de la sociedad. Esta soberbia puede manifestarse en autoritarismo, arrogancia en la toma de decisiones y una falta de autocrítica que afecta a la democracia y al bienestar.
La irracional superioridad que algunos dirigentes políticos transmiten tanto en sus cansinas exposiciones como es sus desmanes, evidencia una vanidad infinita hacia su ego, inversamente proporcional a su estupidez. Esta dirigencia del postureo, de la locuaz verborrea que como ametralladoras arremeten contra todo aquello que se les escapa a su control, se contradicen entre lo que su cuerpo indica y su palabra expresa.
La soberbia, que bebe de la fuente de la ignorancia, se aprovecha de la humildad para tejer alrededor de sí una capa impenetrable de cinismo, envidia y falta de personalidad. Últimamente asistimos a unas dosis de soberbia en grado sumo, no solo en la política, también en los medios. La arrogancia fluye como agua en algunos foros donde dan lecciones de moralidad como si fueran el catecismo de algún credo. Algunos osados soberbios, autoritarios y dañinos para la convivencia pacífica en una sociedad, afortunadamente más plural, acusan con ese ademán chulesco e indecente emulando a otros tantos dictadores de nuestra reciente historia.
La soberbia amparada en una masa social, es una actitud colectiva en la que un grupo de personas se sienten superiores a otros, debido a su estatus económico, cultural, intelectual o ideológico. Se manifiesta en la discriminación, el clasismo, el elitismo y la falta de empatía hacia aquellos que son percibidos como "inferiores" según ciertos estándares sociales. La arrogancia y altivez que exhiben muchas veces aupados por una masa ingente de fieles seguidores y seguidoras de su doctrina no deja de ser contradictoria con la humidad y sencillez que muchas de esas personas tienen.
La necedad de los soberbios se convierte en una polarización social, aumentando la brecha entre distintos grupos y fomenta el resentimiento. Crea injusticia y desigualdad. Se perpetúan sistemas que favorecen a unos sobre otros. Falta de empatía, además de dificultar la convivencia y el desarrollo de sociedades más equitativas. Genera divisiones y conflictos sociales. Se utiliza la ignorancia y la mediocridad como fuente de inspiración para aquellos y aquellas que no aceptan sus errores y le asiste una falta de decencia ética.
No está claro que la siguiente frase que transcribo la dijera el libertador argentino José de San Martín, aunque se le atribuye a él, pero queda patente la gran verdad que encierra la misma "La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder", el mundo está lleno de soberbios y mediocres patanes., desde la acera de enfrente.
Gregorio Viera Vega fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Telde.

























ALBERTO SANTANA | Domingo, 16 de Marzo de 2025 a las 23:12:15 horas
Yoyo, creo q tanta literatura adornada y buscando frases del pasado,para ponerla en el contexto de este siglo,solo hace pensar q hay mucho Resentimiento,poca estima,no valorar a los demás,siempre criticas desacertadas,No se puede ser Siempre el Foco de la atención,ya no tienes Credito.Reflexion.
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