En casa del rico también hay dilemas. Incluso, en los que disponen de muchos posibles políticos. Este es el caso de CC que ha vuelto a recuperar el epicentro del sistema de partidos, tras el desmoronamiento del Pacto de las Flores. CC lo ostentó desde 1993, tras la moción de censura a Jerónimo Saavedra, hasta 2019. Entonces lo perdió porque el lagunero no vio a tiempo la irrupción del multipartidismo (Podemos, Ciudadanos…). Y un PSOE al alza, con Ángel Víctor Torres como cabeza de cartel, aprovechó la oportunidad. Solo un mandato ha tardado CC en desbancar a los socialistas y, recalco, resituarse en el centro del tablero. En Madrid el acordeón se está cerrando, hay un cierto aroma bipartidista.
Eso sí, ¿con quién pactar? La cuestión viene a cuento porque las relaciones con Madrid son esenciales. Sea con el reparto de los menores migrantes o lo que se tercie. Y aquí aflora el debate interno en el nacionalismo. Ahora bien, un pretendido nacionalismo canario que luego pacta con la ultraderecha mesetaria de Vox en Granadilla de Abona para hacer una moción de censura. Toda una incongruencia de CC.
Paulino Rivero lo tuvo claro: pactar con el socio estatal que justo no está en La Moncloa. El sauzalero tuvo a José Manuel Soria de vicepresidente en su primera legislatura. Luego Soria olió la ola electoral estatal del PP y prefirió irse de ministro con Mariano Rajoy. Se bajó del barco. Y Rivero tomó nota. Una vez que Rajoy cosecha la mayoría absoluta a finales de 2011, ya Rivero tiene como aliado en su Gobierno al PSOE de José Miguel Pérez.
Todo esto rondará por la mente de Clavijo cada que vez que coge el avión para reunirse en Madrid con María Jesús Montero o el ministro de turno. Las relaciones institucionales hay que engrasarlas. En el fondo, ya quisiera el PSOE o el PP en las islas tener la misma inquietud que CC que, subrayo, ha retomado tener la sartén por el mango. Cosa que se notará igualmente en 2027. Pedro Sánchez te atiende. Pero lo hará mejor si CC tiene al PSOE como socio. Razón: los viceconsejeros, directores generales y demás tropa presionarían a Ferraz para que los deseos de Clavijo tuvieran plasmación en el BOE. Y al revés, si Alberto Núñez Feijóo fuese presidente del Gobierno. Pero no deja de ser cierto que la fórmula de Rivero supone el palo y la zanahoria para Sánchez o, si acaso, Feijóo. Tiene sentido. Esta es la duda a despejar en CC.
Juan | Miércoles, 12 de Marzo de 2025 a las 12:11:36 horas
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