Desde hace un tiempo proliferan falsos periodistas. Investidos de intermediarios cibernéticos o directamente como difamadores de medias verdades o verdades retorcidas que pierden la veracidad, a modo de agitadores, pululan por los pasillos del Congreso de los Diputados y asisten a las ruedas de prensa, cuando no invaden despachos o asaltan a los políticos donde les pillen. Esta tónica ha ido a más y ya afecta a los propios profesionales de los medios de comunicación. Para ser periodista hay que tener formación y profesar el rigor y los hábitos del oficio.
No se trata de entregar carné para ver quién es periodista y quién no. Es como los cocineros, se sabe enseguida quién lo es y quién engaña. Al margen de que existan las facultades en los recintos universitarios, espacios a respetar.
Sin periodismo no hay democracia. Y los hay que esparcen bulos y acosan en sede parlamentaria o donde se tercie para ensalzar la eliminación de las esferas intermedias que sirven como contrapoder en democracia, y el periodismo es (sin duda) uno de ellos. Por eso Donald Trump se ha encargado hace mucho de atacar a la prensa y demás soportes tradicionales. Eliminando su credibilidad, ancha es Castilla. Y, en parte, lo ha logrado; hay diarios que se están achantando y, amén del negocio, ceden al ‘trumpismo’.
La ciudadanía debe saber que esta es la situación. Y los hay que pretenden que la degradación persista y crezca. Que no haya medios de comunicación. Y están dispuestos a usar todas las armas. También el señalamiento a los profesionales. Y tal es el punto al que hemos llegado, que hace unos días en las escalinatas de la Cámara Baja se congregaron periodistas para protestar y concienciar a la opinión pública. Estaban de todos los colores y líneas editoriales. Sabiendo que perdiendo uno, pierden los demás. Que si hoy te señalan los agitadores de la ultraderecha, mañana lo harán con otro u otra. Para que concurra el miedo.
Extrema derecha y democracia es incompatible. La Historia del siglo XX lo demuestra. No lo olvidemos. No caigamos en falsas equidistancias. Vox, por ejemplo, no ha dejado que periodistas de ‘El País’ entraran en sus convocatorias. No permitía la información. El ‘trumpismo’ y sus adláteres mundiales están a lo que están: cargarse el periodismo. Es un objetivo para, a la postre, desmoronar la democracia a golpe de un puñado de ‘tuits’. Los magnates como Elon Musk no necesitan de la democracia. Les sobra. Su billetera es su poder.
Daniel2 | Miércoles, 05 de Marzo de 2025 a las 05:28:25 horas
¿Quién decide que es y que no es? Tenemos históricamente mucha gente ejerciendo de periodistas sin estar facultado y nadie se había quejado. Hablar de bulos con unos gobernantes que "cambian de opinión" según sople el viento, que se les ha pillado esparciendo información privada con fines políticos, que mandan las preguntas que quieren que se les haga a los "periodistas" etc etc, no me parece correcto. Y para no extenderme, se le olvida a usted que extrema izquierda también es incompatible con democracia como bien decía el fundador del PSOE Largo Caballero tildándola de incompatible con el socialismo.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder