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Colaboración

Con la cuchara que coges, con esa comerás

Héctor Morán

HÉCTOR MORÁN Domingo, 02 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 02 de Marzo de 2025 a las 12:22:52 horas

Nadie duda de que vienen tiempos duros. Con la victoria electoral de Donald Trump llegaron políticas extraordinariamente agresivas hacia el interior y hacia el exterior, incluso antes de pisar la Casa Blanca. Las ondas expansivas de sus “Órdenes Ejecutivas”, además de avalar las ideologías más reaccionarias, están poniendo patas arriba el orden internacional basado en normas. Los organismos multilaterales, las relaciones diplomáticas, económicas o militares con países amigos y aliados, alteran el statu quo de grandes áreas del planeta: Centroamérica, Europa, Oriente Medio… al Magreb no le ha tocado de lleno, de momento, pero no podría descartarse. Y en esas estamos.

 

Drago Canarias, a través de su Secretariado Nacional, advirtió hace unas semanas que la división y desmovilización que promueven los conflictos en la izquierda centralista y el nacionalismo canario no hacen sino ahondar en la desconexión de la sociedad canaria por los asuntos de la política —más del 70 %— y un abstencionismo electoral que ronda el 50 % de las personas con derecho a voto.

 

Unos datos que, abstrayéndonos de todas las problemáticas que aquejan a la sociedad y de la urgencia de abordar cambios estructurales en el modelo de país —productivo, alimentario, servicios públicos, turístico, identitario, ley electoral, etc.— señalan claramente el hartazgo y la falta de credibilidad que merece en la ciudadanía el modo de gestionar las instituciones y la propia “clase” política. Una indiferencia que, a nuestro entender, entrañaría también un riesgo añadido a la hora de responder, llegado el caso, ante cualquier decisión difícil.

 

Señalar, efectivamente, el grado de exposición que tiene Canarias a los conflictos internacionales y, por lo tanto, la irresponsabilidad de los políticos cuasi vitalicios, con mando en plaza, al mantener o alentar estos niveles de desafección de la cosa pública. Siempre ha sido así, pero lo es aún más en la actual coyuntura. Solo recordar aquel famoso proverbio chino que nos alerta de que “El aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo”.

 

En este contexto de mudanza política y de rupturas, de aparición de nuevas formaciones, de posibles coaliciones, del aterrizaje de otro “movimiento” acaudillado desde Madrid… En medio de ese nerviosismo en el que se mueven algunos, titulamos esta comunicación: “Con la cuchara que coges, con esa comerás”. Un dicho que no precisa de explicaciones. Decir, si acaso, que el refranero canario es una enciclopedia de sabiduría popular, aguda e inteligente, “que permitió a nuestra gente afrontar los problemas que les planteaba su universo tradicional y las nuevas formas sociales”. Y, si alguien encarna en Canarias la retranca que traen alguno de estos dichos populares, ese es el mítico e incombustible “Choo Juaá”, un personaje al que dio vida con sus celebradas caricaturas el artista Eduardo Millares Sall.

 

Resulta ilustrativo que un mes antes de que naciera quien escribe —aunque tuvimos maestros y maestras que nos enseñaron la importancia de leer nuestra historia—, en septiembre de 1981, el que fuera consejero de Educación y Cultura del Gobierno de Canarias, Alfredo Herrera Piqué, señalaba en la introducción del libro Frases y refranes canarios: “la desaparición del hábitat tradicional ha venido acompañada por un proceso de degradación del medio natural que, además de romper el paisaje, ha ido resquebrajando la identidad insular, existiendo hoy un problema cultural de base y un deterioro intenso del medio en nuestra Comunidad”. Un augurio que para desgracia de Canarias ha quedado totalmente desbordado.

 

Resulta penoso, pero es rigurosamente cierto, que en aquellas estaciones de guagua continúan varados y viviendo del presupuesto desde hace tres o cuatro décadas una inmensa mayoría de la clase política que gobierna Canarias, en el Parlamento, en los cabildos, y en los ayuntamientos. Permítanme citar por su relevancia pública, además de haber sido señalados recientemente por un conocido periodista, los nombres de Ana Oramas, Carmelo Ramírez, José Miguel Rodríguez, Miguel Jorge Blanco, Rosa Dávila, Román Rodríguez, Pedro Quevedo, Gabriel Mato, Fernando Clavijo, Sebastián Franquis, Carolina Darias, Ángel Víctor Torres, Mario Cabrera, Astrid Pérez, Manuel Domínguez… Un listado, desde luego incompleto en lo que toca a los ayuntamientos, pero que refleja con claridad la pulsión conservadora y el carácter inmovilista que impera en las instituciones y en los partidos políticos.

 

Al hilo de todo esto, compartimos plenamente la sentencia de Choo Juaá cuando decía: “fíjate bien mi niña/o, que con la cuchara que cojas, con esa comerás”. Y eso vale para la ciudadanía, para los partidos políticos, pero también para esos políticos que andan metiendo codos para quedarse. Un vergonzoso juego de la silla en el que permanece anclada la vieja política y quienes aspiran a seguir en el Gobierno de Canarias —o volver a él—, y en cada una de las instituciones que gobiernan Tenerife, La Palma, la Gomera, El Hierro, La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria, por mucho que se esfuercen en vestirlo de seda.

 

Asentada la clave de bóveda en la cuestión identitaria y en la regeneración política, los órganos rectores de Drago Canarias, su militancia, y a buen seguro la inmensa mayoría de los simpatizantes seremos beligerantes con cualquier trampantojo que traten de poner delante de la ciudadanía. Confrontaremos los programas y las conductas que lastren el desarrollo y la democracia con sectarismo, nepotismo, pleitismo, sucursalismo, administración desleal, sumisión o allanamiento a decisiones que comprometan la iniciativa de los movimientos sociales, la libertad de expresión, la participación, la solidaridad, o el respeto a los valores de la identidad cultural.

 

En todo caso, permítanme ahondar en el hecho de que Drago Canarias está donde siempre estuvo desde su fundación: en el valor de la palabra, en la defensa de la confederalidad canaria, en el soberanismo, en el respeto y estrecha colaboración con otras organizaciones progresistas, en la prioridad de las políticas sociales, en la conquista de nuevos derechos… y desde esas posiciones saludaremos a todos aquellos que vean en la juventud la mejor apuesta de futuro para esta tierra, la necesidad de limitar la llegada de turistas, el derecho al acceso a una vivienda digna, los planes de desarrollo urbanístico descontrolado, el peso poblacional que soporta el territorio, racionalizar la movilidad, el uso y disfrute responsable de los recursos paisajísticos o implementar el refuerzo del carácter público de los servicios básicos.

 

Estos y otros pilares programáticos conformarán, necesariamente, la apuesta por una regeneración audaz de la gestión pública y las instituciones de nuestro país. Solos o en compañía, ahí encontrarán siempre a la gente de Drago Canarias. Ese es nuestro compromiso. 

 

Héctor Morán, natural y vecino de Telde, es responsable de Organización y Confederalidad de Drago Canarias.

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