Castilla conquistó Canarias. Eso es, fue una conquista. Y, por tanto, violenta. Mayormente, hubo resistencia y violencia en Gran Canaria, La Palma y Tenerife. Las tres islas últimas en caer en manos de los conquistadores fruto de la orografía. Tenerife fue el postrero conato del pueblo canario de origen bereber. Todo esto viene a cuento porque Nueva Canarias ha presentado a través de los diputad
os Luis Campos y Natalia Santana una proposición no de ley (lo que se conoce como una PNL) en el Parlamento que trata de resituar la herida colonial a la luz de la memoria histórica. Bien traído. Aunque huelga decir que no solo generará debate sino que conllevará más de una displicencia desde otras siglas. En todo caso, a Nueva Canarias le viene bien como revulsivo mediático dada la crisis interna amén de la escisión liderada por Teodoro Sosa.
Solo integramos la concepción del pueblo canario dentro del Estado español asumiendo previamente cómo se incorporó el archipiélago a la Corona, mediante la conquista. No fue un pacto. No fue algo deseado. No fue un mal menor. Una potencia de entonces, como la castellana, dominó esta tierra con medios militares más ventajosos. Luego vino el salto a Suramérica.
Y tras la conquista vino la esclavitud. Pero esto no se enseña en los colegios e institutos. Sí, hubo esclavos canarios que fueron mandados fuera y tratados como mercancía. Y esto hay que saberlo, hay que recordarlo. Solo cuando se creó la comunidad autónoma y se gestionó la competencia de Educación, se enseñó en el temario. De forma solapada o rápida, pero se hizo por vez primera.
Al relato legitimador del conquistador no le interesa cuestionar todo esto porque entonces decae su legitimidad. De ahí, la necesidad de la mirada decolonial sobre la Historia de Canarias. Lo inteligente para el conquistador, a estas alturas del siglo XXI, sería asumirlo y enseñarlo. Con la naturalidad que puede dar semejante distancia en el tiempo. Pero decir las cosas como son. Ningún canario salió en una balsa a la península para reclamar el proceso violeto de conquista. Entiéndase la ironía. Hubo batallas. Hubo muertos. Hubo sometimiento. Y así se entiende mejor la plurinacionalidad de España. La herida colonial canaria es la gran asignatura pendiente que aún acarreamos. Y llevamos más de cuatro décadas de autogobierno sin que se haya afrontado esto con voluntad decidida. Bienvenida sea la PNL. Que el Estatuto de Autonomía no sea una mera formalidad.
























YO SOY UN EX CIUDADANO PARA EL CAMBIO | Jueves, 06 de Marzo de 2025 a las 13:16:40 horas
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