Iba camino del aeropuerto. Apenas rebasaba las 6 de la mañana, del miércoles pasado, cuando a poco más de veinte metros observo el vuelco del automóvil en la GC-1, a la altura de Las Huesas, antes de la entrada a Salinetas por la autopista. Enseguida hubo llamadas al servicio de emergencias. Más de uno se acercó para ver en qué situación se encontraba la persona afectada. Un drama. Todo desagradable, aunque al menos (dentro de lo malo) todo quedó en aparatoso y con solo una herida. Pudo ser peor. Y lo oc
urrido llama a la reflexión; como aquellos reportajes noventeros que emitía Televisión Española (TVE) en Canarias para concienciar a la sociedad sobre la seguridad vial. Tanto que hablamos del servicio público, y no estaría de más que tanto TVE como Televisión Canaria (TVC) rescatara espacios similares para que ganemos en salud y evitemos la pérdida de vidas en las carreteras.
Basta que acontezca un accidente o incidente de enjundia en la GC-1, ni siquiera habiendo amanecido aún, para que se colapse prácticamente la isla. Esto pasó el miércoles cuando las colas desde Telde llegaron hasta Las Palmas de Gran Canaria, aquejando también a la GC-3 y la GC-4. Muchos perdieron sus vuelos programados por no llegar a tiempo a Gando. A otros tantos, o más, les ocurrió igual para acudir con puntualidad a sus puestos de trabajo.
En esto también se nota que somos una isla. Y en casos así, apenas hay alternativas. Gran Canaria queda parada. Puedes, con suerte, buscar rodeos por carreteras secundarias. Pero ya está. Durante unas horas se monta el lío. Potenciar el transporte público, el tren proyectado que una el norte con el sur puede ser la solución. Mas en Tenerife están en las mismas con la TF-5. Y en esto incide asimismo la problemática de la superpoblación. No cabemos. El desmedido crecimiento poblacional en dos décadas en el archipiélago tensa las infraestructuras. Hay más coches porque hay más personas. Y Canarias tiene un límite.
Por tanto, hay que potenciar el transporte público. Aunque sin olvidar que estamos tardando en limitar la cuestión poblacional en este punto del Atlántico. Y para eso necesitamos no solo el concurso de Madrid sino incluso el de Bruselas. El Derecho Comunitario es esencial para idear cómo un territorio alejado, insular y fragmentado no esté sujeto a las mismas reglas que lo continental. Cuanto antes nos pongamos en estos menesteres, cuidaremos mejor Canarias. Y ganaremos en nivel de vida. Mucha precaución al volante, por favor.

























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