
Pues sí que ha llovido, Adolfo. Y no precisamente agua. Esos campos de Gran Canaria que tanto y tan bien regaste con tus palabras están sedientos de lluvia, pero también de tu mirada. Esa sequía es contagiosa y ha tenido su particular reflejo en el mundo del periodismo.
Este viernes se cumplen 10 años de tu adiós sobrevenido, precipitado e injusto, para nuestra profesión y para los que nos consideramos tus amigos, pero, sobre todo, para ti y para tu familia. Y créenos si te decimos que nadie te ha cogido el testigo. No, al menos, a tu manera, esa que nos pegaba a la tierra y que ponía el foco en la gente corriente.
Te sorprendería saber que, un decenio después, un ejército de cuñados bien organizados está tomando poco a poco el mundo; que un personaje entre la caricatura y el esperpento dirige al amo de la Tierra a golpe de maldades tuiteras (sí, Adolfo, por raro que le resulte a alguien como tú, a quien nunca pudimos encontrar en nuestra agenda de wasap); y que aquellos aguatenientes, caciques y demás rémoras heredadas de la dictadura contra las que en una etapa aporreaste tu teclado se han diluido en un enemigo aún más invisible y poderoso, el algoritmo. Es un molino contra el que, te avisamos, no hay quijote -ni siquiera tú- que pueda plantarle cara.
Esa batalla está perdida. De todas formas, tenemos la convicción de que ni los protagonistas de tus historias ni el mundo en el que vivían ni tu forma de contarlas te han sobrevivido. Cada vez tenemos más claro que tú y tu particular manera de hacer periodismo forman parte de esa identidad que nos estamos dejando arrebatar en nuestras crónicas. Tu ejemplo es tu mejor legado. A la memoria de Adolfo Santana, periodista.
Noelia Rochas y Gaumet Florido son periodistas.
























Miguel florido | Miércoles, 29 de Enero de 2025 a las 23:03:34 horas
Como no recordar al hombre en el refugio de su banco de cemento a la sombra de la higuera y ese sonido musical del agua
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