Esta semana el Gobierno ha saboreado lo que sabía pero que no quería asumir del todo: que no dispone de una mayoría parlamentaria. La tuvo para la sesión de investidura, tal como anunció Junts en su día, pero ya está. Otra cosa es gobernar y, metidos en materia, PSOE y Sumar no cuentan ‘per se’
con Carles Puigdemont y sus 7 escaños. De hecho, PSOE y Sumar por sí solos tampoco albergan la ansiada mayoría absoluta a falta de Junts; requieren del concurso de más socios. Y esto es lo que el independentismo ha recordado y plasmado en el Congreso de los Diputados.
En realidad, en 2023 el PSOE escapó por los pelos. De hecho, el PP fue el más votado. Mas en el parlamentarismo las reglas son las que son: tienes que aunar un bloque mayoritario. No estamos en un sistema presidencialista. A Alberto Núñez Feijóo le salió caro haber contado con la extrema derecha en diferentes comunidades autónomas y capitales de provincia. Y Vox asusta. El neofascismo no es deseado. Tanto que tememos a Donald Trump, y a su reciente toma de posesión fue Santiago Abascal como invitado… Son la misma familia política, al margen de los matices politológicos que quieran ponerle.
La legislatura durará lo que Puigdemont quiera. Y parece que ha tirado la toalla o, cuando menos, ha aumentado el precio de su respaldo. Pedro Sánchez no va a Bélgica a visitarlo. Y en Cataluña Salvador Illa ha recuperado la normalidad. ¿Qué gana entonces Puigdemont manteniendo a Sánchez? Nada. Solo la aprobación de la ley de amnistía, con todos los quebraderos de cabeza que generó, le ha arrebatado a Sánchez, Yolanda Díaz y compañía. El potencial amnistiado se resiste a seguir esperando en una esquina del tablero cuando sabe que en Madrid tiene la sartén por el mango. Y le toca mover ficha para hacerse notar.
Aventurar acontecimientos próximos es demasiado. Atestiguar que el Ejecutivo de coalición está en fragilidad patente, es indudable. Solo le asiste el haber sido Sánchez investido y, dicho en plata, que no hay números efectivos para una moción de censura en cuanto que a Junts no le interesa (ni por asomo) ir de la mano con Vox. Aunque ERC, que conoce muy bien a las huestes de Puigdemont, no lo descarta. Mientras tanto, impera la batalla de siglas por endosarse las culpas mutuamente. Mal asunto si presentimos que, incluso, llegado el caso, también el PP estaría en minoría e hipotecado a la ultraderecha para gobernar. PSOE y PP deben aflojar.
























A. Suarez | Sábado, 25 de Enero de 2025 a las 12:57:21 horas
Purisima, España debe de estar llena de millonarios porque el PP le ganó las elecciones al Psoe
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