No pintamos nada, o casi nada, en política internacional. No somos potencia sino un peón de segunda fila. Respetable, con historia, incluso imperial, y capaces (eso sí) de llamar a otros actores poderosos que, en principio, estarán por ayudarnos. Pero nada más. Donald Trump no nos tuvo en cuenta en su toma de posesión (mentalmente me refiero) y si no es por una pregunta de un periodista, ni nos cita durante su jornada festiva. Cuarenta años de democracia y hemos avanzado con respecto a la dictadura franquista, de su aislamiento de posguerra, pues estamos inmersos en la Unión Europea, pero ya está.
Da igual que gobierne el PSOE que el PP. Apenas hay cambios. Solo José María Aznar logró coquetear con las apetencias imperiales de la Administración Bush. Y nos salió mal. Muy caro. Nos metieron en una guerra ilegal y tuvimos como secuela los atentados de Atocha del 11M. Tuvo hilo especial con la Casa Blanca, es verdad, pero confrontamos entonces con el eje conformado por Francia y Alemania. Han pasado veinte años de aquello y, hoy por hoy, Bush hijo lo hace (casi) del todo bueno Trump.
Ahora quieren que inyectemos más presupuesto en la OTAN. Gastar más en armamento. Lo que implica disponer de menos dinero para otros menesteres, esencialmente servicios públicos. La cultura de la guerra aún nos acecha. Y Trump la espolea. La OTAN era sinónimo de Estados Unidos y, en cambio, desde este momento se pretende una mayor participación de los socios. El aliado americano que nos salvaba de los apuros totalitarios, se ha esfumado; nos advierte Trump. Claro que Estados Unidos también le salía rentable ser el belicoso de la clase, como alumno le daba patente de corso en el resto del mundo. Aunque este relato se esfuma desde que estamos ante la segunda era Trump.
Día que pase sin titulares procedentes desde el otro lado del Atlántico, será para celebrarlo. Que la monotonía se impusiese, es un deseo. Eso significaría que Trump se diluye. Mas menudo ego para ver cómo se hace eso. Se creen dioses terrenales. No ostenta un mínimo de pudor. Están a salvo de todo lo mundanal. La sociedad del narcicismo tiene que luego se vota sin mediar palara ni razón. Y salen experimentos que pueden conllevarnos numerosas consecuencias internacionales. Toca esperar, aguardar el transcurso de los primeros compases de este magnate metido a político.
Olga Maria Rivero Santana | Jueves, 23 de Enero de 2025 a las 12:03:47 horas
Todos éstos "ególatras" crecen y crecen, porque los llamados "demócratas" están actuando de una forma vergonzosa y no hay más que ver, leer o escuchar, un día sí y otro también, sus constantes contradicciones manifestadas en sus acciones, donde están cada vez MÁS LEJOS del pueblo que les eligieron. Viven en otra "realidad" aparte y muy lejana de la de los ciudadanos. Lo suyo es ver como de mantienen en el poder, utilizándonos a su antojo y conveniencia, para seguir donde están y si puede ser SUBIR MÁS. ¿A qué viene tanto "asombro" cuando se está alimentando y favoreciendo éstos hechos?
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