
Mañana llega el temido día de la toma de posesión de Donald Trump. El arranque gubernamental que Europa quería evitar pero no pudo. En Estados Unidos ya no existe el sistema de partidos histórico conformado entre republicanos y demócratas. La formación de los republicanos ya no es tal, sino que es fruto de la sombra del magnate. Tanto que nos quejamos de la quiebra y desgaste de las formaciones políticas en el Viejo Continente, la crisis de la credibilidad, y ahora al otro lado del Atlántico cómo quisiéremos que fuesen capaces de resistir la ola de ultrarricos que amenaza a la democracia, tecnofeudalismo mediante.
Lo que acontezca en los próximos cuatro años no lo sabemos. Pero no apunta bien cuando Trump alardea de un frenesí expansionista territorial en Groenlandia, el canal de Panamá y allá donde le plazca al príncipe de la Casa Blanca. No tiene que suceder así, mas la mera formulación inquieta a la comunidad internacional. Su poder, su enorme poder, arropado por Elon Musk, no sabremos cómo ponerle freno. Malo para la democracia.
Esta segunda Administración Trump no cometerá novatadas. Estará más experimentada. Aunque sea un nido de egos con Musk y otros tantos que irán en este viaje de poder y merma del sistema presidencial tradicional. Cuando los demócratas no supieron lograr que Trump fuese un paréntesis en la Historia, ¿qué vamos a hacer desde Europa? Cunde el desaliento cuando el siglo XXI nos lleva a estos menesteres impensables tras la caída del Muro de Berlín, tal como nos vendieron los abonados al neoliberalismo galopante.
El universo que conocimos tras la Segunda Guerra Mundial se desdibuja. O se derrumba directamente. Las apelaciones a Groenlandia y el canal de Panamá, de pura anexión, nos retrotraen al siglo XIX, cuando los imperios como el español decaían del todo. Un lenguaje que, por fortuna, no estaba en nuestro presente y con el que tendremos que volver a lidiar con formas y fondo neoimperialista que tan caro sale para las democracias occidentales, vistas pequeñas desde el afán de Trump. El presidente tendrá a su lado a Musk, presto a recortar la Administración y lo que quede de los servicios públicos en un país donde el concepto de Estado del Bienestar no existe. Seguro que en materia de Defensa no recorta. Será un recorte a la carta que perjudicará a la mayoría, aunque una parte considerable de esta le haya votado. Europa, lo clásico, se aísla.
Olga Maria Rivero Santana | Domingo, 19 de Enero de 2025 a las 13:53:34 horas
Europa no puede evitar o no le interesa hacerlo, que dictadores matengan su PODER OPRESIVO en tantos países que conocemos y mucho menos en este caso, (que no es una Dictadura), aunque nos resulte incomprensible, que éste "señor" haya sido votado y elegido mayoritariamente. ¿Por que? ¡Algo para REFLEXIONAR y mucho pues LOS APARENTES DEMÓCRATAS, no lo deben estar haciendo bien, algunos saben MENTIR no más que el resto (MIENTEN TODOS) sus "argumentos" ya no "cuelan"! Todos, partidos políticos, pero sobre todo, el pueblo, tenemos que REACCIONAR porque las cosas están sucediendo así.
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