Gregorio Morales, el lotero que ha repartido suerte y valores durante 41 años en Telde

Francisco Gregorio Morales Hernández, conocido cariñosamente como Gregorio, cumple 41 años al frente de su administración de lotería en el Punto Fielato de Telde, que repartió un décimo del tercer premio (25.000 euros) en el Sorteo Extraordinario de El Niño del pasado 6 de enero, tal y  como informó TELDEACTUALIDAD.

Su trayectoria lo convierte en uno de los loteros más veteranos del municipio, y aunque ya planea su retiro para febrero, está dispuesto a extender su labor si fuera necesario para facilitar la transición a quien asuma el negocio.

Nacido, criado y residente en el barrio de El Ejido, Gregorio es recordado por su generosidad y cercanía. A lo largo de las décadas, se ha repartido premios que van desde el primer y quinto premio de la lotería de Navidad hasta pequeños montos que marcan grandes diferencias en la vida de sus vecinos. "La suerte está en las cosas pequeñas", reflexiona en declaraciones a La Provincia-DLP, destacando el valor emocional de los premios más allá del dinero.

Desde que abrió su administración en 1984, ha vivido la evolución de su oficio, desde las quinielas de fútbol que requerían sellos manuales hasta las modernas terminales electrónicas. Su pasión y dedicación lo han mantenido al frente, ganándose la lealtad de una clientela que lo acompaña desde sus primeros días. También agradece el apoyo de amigos y familiares, especialmente de su esposa Dolores, con quien ha compartido las decisiones más importantes de su vida.

Gregorio y Dolores se sienten orgullosos de haber brindado una educación universitaria a sus hijos, un ingeniero agrónomo y una maestra. "Los valores de la familia son fundamentales, estar unidos y apoyándonos siempre", asegura. Además, recuerda con cariño anécdotas memorables, como la vez que él y un amigo compartieron un premio que cambió por completo su manera de disfrutar el momento.

Con la jubilación en el horizonte, Gregorio planea dedicar más tiempo a su terreno agrícola, a las manualidades que tanto le apasionan ya participar en la procesión de San Pedro, un compromiso que no cambiará mientras pueda caminar. Su legado no solo queda en los premios que repartió, sino en el cariño y los valores que sembró en su comunidad, marcando una historia digna de ser recordada.