Fernando Clavijo es el que, de verdad, dispone del manual de resistencia que tanto ha abanderado Pedro Sánchez. El lagunero fue desalojado del poder en 2019, precisamente fruto de haber perdido CC el epicentro del sistema de partidos que había ocupado desde 1993. Y en 2023 ha retornado a la Presidencia del Gobierno. Ha superado reveses de todo tipo, incluidos judiciales, y no solo ahora es jefe del Ejecutivo sino tiene a tiro expandir a CC o, como mínimo, reducir los posibles de sus principales adversario
s. La crisis en NC, que tiene una lectura fundamentalmente grancanaria, es la constatación de que o bien habrá una refundación sobrevenida del nacionalismo canario al estilo noventero de CC (en una segunda versión, con sumo potencial) o bien (y cuando menos) retomará Clavijo ese epicentro mencionado en el que Clavijo escogerá con quién pactar. ¿Qué mejor panorama? ¿Quién esperaba esto hace apenas dos años?
De nada le ha valido al PSOE ser el más votado en las islas si luego los números no dan, amén de nuestro sistema electoral que tanto descansa en el factor territorial en detrimento del poblacional. Como la arquitectura electoral no va a cambiar, CC vivirá una segunda luna de miel dejando el Pacto de las Flores como un mero paréntesis. Entiéndase esto (dicho a estas alturas) a la espera de los acontecimientos en Madrid. Pero esos mismos avatares estatales podrían, aun, reforzar más al propio Clavijo. “El poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene”, decía Giulio Andreotti.
Por eso la duda ya es con quién querrá pactar Clavijo. En un momento de debilidad del PSOE, a CC le interesa desalojar al PP del Gabinete autonómico para estar solos a la espera de la próxima cita con las urnas. Si pintan bastos para Sánchez, y ya el PSOE es (casi) Sánchez, un socio aminorado que hasta el otro día había ganado los comicios, es un candidato ideal para acompañar en futuras aventuras gubernamentales a Clavijo. Y el PSOE estará deseando ocupar espacios de poder, aunque sepan a poco. Es más, no olvidemos que Paulino Rivero pactó con José Miguel Pérez en 2011 cuando justó el PSOE pasó de 26 escaños sobre 60 a tan solo 15, los socialistas perdieron 11 actas de una tacada.
Algo así podría volver a ocurrir (en cuanto acuerdos me refiero) en las islas. A Clavijo, como al sauzalero entonces, no le interesa un vicepresidente empoderado y auspiciado por los suyos en Madrid. Al contrario, Clavijo tendrá más peso ante La Moncloa si el que está allá es de distinto color político que su segundo de a bordo. Son cosas de la política en Canarias, tan peculiares, que únicamente se entienden, del todo, desde la óptica isleña.

























Antonio C | Martes, 14 de Enero de 2025 a las 08:41:36 horas
Son nacionalismo personalista el de nueva canaria. Debería ver un nacionalismo fuerte como el Vasco
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