Ayer partió de Cádiz el buque escuela Juan Sebastián de Elcano para iniciar su travesía anual de formación de los guardiamarinas. Ahora la ocasión especial la brinda que a bordo va la princesa Leonor. Sin duda, la despedida fue distinta a las anteriores pues la futura reina tendrá en esta trayectoria una vivencia personal que atesorará el resto de su vida; al igual que ocurrió con la de su padre, Felipe VI, en 1987. Las imágenes de este sábado más las que iremos conociendo en los próximos seis meses serán repertorio habitual en el futuro que remarcará la importancia de Leonor en este bergantín-goleta construido en 1927, en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera.
En 2025 el viaje es de toda la sociedad. De algún modo, iremos en el Juan Sebastián de Elcano pues conocemos la importancia de la formación militar para una monarca que tendrá como principal reto amparar la España constitucional llegado el momento, superar los reveses que hereda y mejorar la gestión y representatividad institucional. Una reina que no sea de parte, que asuma la pluralidad territorial, que arbitre con discreción para rebajar la tensión y encrespamiento que nos invade y que vele por la democracia, que es lo más valioso que tenemos y, sin embargo, está en peligro en medio mundo. No será fácil el horizonte que le aguarda a Leonor. Por eso tiene que estar preparada, por eso debe asumir la Historia de España en todas sus dimensiones, con sus luces y sombras para así, y solo así, servir como una reina ejemplar para una España constitucional.
La Armada es la que tiene más a gala preservar la tradición (incluso clasismo) en el Ejército. Es un estilo universal, seguramente arraigado en la necesidad de protegerse y afianzar la disciplina ante los infortunios y complicaciones que conlleva la distancia y bregar con la mala mar allá donde se tercie. Si encima fuese un submarino, ya ni digamos.
Este semestre de la princesa en el Juan Sebastián de Elcano será de provecho. En ella y sus padres se mezclaron ayer la solemnidad del deber con la emoción del momento. Fue visible la contrariedad de la despedida. Aunque luego, al rato, se pasa y la rutina sigue su curso. Y a todo adiós le sigue un merecido recibimiento.
El buque escuela pasará por Canarias. Esta vez, por lo que significa, tendrá el decoro de rendir visita tanto a Santa Cruz de Tenerife como a Las Palmas de Gran Canaria. En pocos días estarán en el archipiélago. Seguro que las visitas guiadas este 2025 serán más concurridas. En el perfil que cincele la princesa Leonor, cuanto más preparada esté, se dirimirán las expectativas de la monarquía parlamentaria para el siglo XXI.
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