Momento crucial

Ayer tomó Teodoro Sosa la Presidencia de la Mancomunidad de Ayuntamientos del Norte de Gran Canaria. El acto se celebró en el Nuevo Teatro Viejo de Arucas, enclave que hace tiempo se presta a este tipo de eventos. El mandato dura un año pero justo en 2024 se cumplieron cincuenta de su fundación; en 1974, en el tardofranquismo. Entonces solo lo compusieron Gáldar, Guía y Agaete; justo la zona que Sosa dominaba hasta el otro día. Las mociones de censura en Guía y Agaete, que le han restado poder, han zarandeado el tablero en la isla. Ocurre que en el actual regidor de Gáldar está depositada la atención para saber qué pasará políticamente no solo en Gran Canaria sino (al tiempo) en Canarias. Lo que haga o deje de hacer, tendrá consecuencias en el sistema de partidos.

Así las cosas, otros primeros ediles ya fueron presidentes de la mancomunidad: José Estévez (1976), Nicolás Guerra (1982), Demetrio Suárez (1988-1996/1997), Manuel Godoy (2005) y el propio Sosa (2015). Es verdad. Pero esta vez será distinto pues los cincuenta años recién cumplidos casan con la disyuntiva política que tendrá el líder del BNR en 2025. Que recupere en 2027 Agaete y Guía, está por ver, pues obtiene una mayoría absoluta en estos municipios (difícil cuando está en la oposición y ambos supuestos candidatos ya han sido alcaldes) o tendrá que pactar con PP, PSOE o quien se tercie. Y, claro está, esto último dependerá del futuro que le aguarda al movimiento que él lidera y que pronto se oficializará ante el público. 

El divorcio se da por hecho en NC. Aún hay voces que apuestan por que Román Rodríguez y Sosa se sienten y dialoguen largamente hasta alcanzar un acuerdo. Incluso, si es necesario se llama a Carles Puigdemont para que venga a mediar entre los dos. El lugar idóneo sería el Hotel Rural Casa de los Camellos de Agüimes, por todo lo que representa para NC esta especie de aldea gala del sureste donde las largas noches de verano tienen sabor a la música de Taburiente y de Taller Canario. Y si es preciso, en cualquier momento, sale de su casa y aparece en escena Antonio Morales para repartir las bendiciones.

Con todo, cunde el desánimo o mera realidad de que NC experimentará una división. Que será este 2025, más pronto que tarde. Y este hecho en sí revestirá repercusiones de alcance en la política del archipiélago. Su electorado no entiende lo que acontece dentro de la formación. Y tiene pinta de que si se confirma la separación, todos perderán. Al menos, en primera instancia. Después habrá otros repartos de la baraja; con o sin unión del nacionalismo canario.