El próximo 7 de enero tomará el bastón de mando en Santa Brígida José Armengol. Repite como alcalde, ya lo fue entre 2015 y 2019, al calor de las mareas ciudadanas que irrumpieron en España tras el 15M. En las medianías de Gran Canaria hubo la suya y adoptó formato, a su manera, tan isleña, en Ando Sataute. Y llegó Armengol entonces con la idea metida en la cabeza de acelerar el desmantelamiento del mamotreto, el gran pelotazo que sacudió a la villa e hipotecó sus arcas. Aún lastra al municipio, y justo en el mismo centro del casco. Con mamotreto, no hay futuro. Armengol contará con el respaldo de Antonio Morales, desde el Cabildo de Gran Canaria saben perfectamente que hay que arramblar cuanto antes esa catedral de la sociedad de consumo inacabada espoleada en los tiempos de la falsa bonanza.
Le entregará el poder José Miguel Bravo de Laguna. Santa Brígida fue un feudo histórico del PP. Tanto es así, que en octubre de 1982, cuando las elecciones generales en las que arrasó en las urnas el ‘felipismo’, en esta localidad ganó Manuel Fraga por AP (las siglas anteriores al PP). Este dato lo dice todo.
Al igual que este otro: la villa dispone de la renta per cápita más elevada de Canarias; en el lado opuesto está Garafía, en La Palma. Precisamente unas de las cuestiones pendientes que tiene Santa Brígida es implicar en la vida del pueblo a los que viven en las zonas residenciales acomodadas y cuyo ajetreo cotidiano está centrado en Las Palmas de Gran Canaria. Es decir, están empadronados en el consistorio satauteño pero a efectos oficiales y santas pascuas. Vamos, pagan los impuestos pero sus relaciones sociales están en la capital.
Armengol es un hombre tranquilo. Con su mochila al hombro, se le ve transitar a media tarde por las calles con una serenidad que genera confianza. No le gusta los privilegios, no cae rendido a las pleitesías del poder. Es como es, tal como lo ves. No tiene doblez. Y eso es lo que gusta a la ciudadanía y hace que, mejor o peor, Ando Sataute obtenga buenos resultados electorales, con independencia de que luego gobierne o no. De hecho, el mandato pasado estuvo en la oposición pues el PP (estando a la baja en 2019) supo recomponer su situación y Miguel Jorge Blanco, ahora en el cabildo, tuvo su fortín en las medianías para resistir la mala cosecha de los populares. En unos días arrancará una nueva fase del pacto entre Ando Sataute, el PSOE y la formación de Bravo de Laguna. Tienen trabajo por delante.
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