
No hay que ofuscarse en la diatriba diaria partidista para obtener conclusiones. En las elecciones generales de 2023 Alberto Núñez Feijóo se quedó a solo 6 escaños para ser investido presidente del Gobierno. Eso no es nada, entiéndase. Con un grupo parlamentario nacionalista más ya hubiese sido jefe del Ejecutivo, mas Vox espanta. Sánchez resiste a costa de subsumir a Sumar. Pero Feijóo no se ha quemado. Eso sí, sus prisas y apretar el acelerador puede jugar en su contra, ofrece un panorama inmediato de poder que no será de hoy para mañana y eso puede generar desconcierto en la opinión pública. ¿Cuál es la pieza del puzle que le faltaba al gallego que, ahora mismo, sí tendría?
No hay duda: la división a la izquierda de la izquierda del PSOE. La guerra entre Sumar y Unidas Podemos fragmenta el voto y resta enormemente las posibilidades de las izquierdas y, también, del PSOE. La pugna entre Yolanda Díaz e Irene Montero puede no notarse en las grandes circunscripciones (Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga…) donde el reparto de actas es elevado y, por tanto, el resultado que arroja es más proporcional. Sin embargo, en las circunscripciones medianas y pequeñas (que constituyen la mayoría) esta lucha entre estos dos partidos es letal para ambos y, por ende, para Sánchez. Esto le deja barra libre al PP en Burgos, Toledo, Valladolid, Ciudad Real… El voto de izquierdas por mucho que se concentre en el PSOE, que lo hará una parte de Sumar, no será tan elevado como para frenar nuevamente a Feijóo.
Este es en el presente la situación del campo de batalla. Y toda campaña electoral no deja de planearse y ejecutarse al modo de una guerra. De nada le vale la próxima ocasión al PSOE aumentar ligeramente en diputados si luego Sumar y Unidas Podemos se desangran mutuamente en su competición particular.
Y hasta aquí no he nombrado a Carles Puigdemont. El catalán le interesa acorralar a Sánchez para arañar más concesiones. Sin dejarle caer, por el momento. Pero no rehuirá una alianza con el PP. El espacio posconvergente representa a la burguesía catalana. Y haría bien Feijóo en asumir la ley de amnistía y entender que Puigdemont debe volver para normalizar el juego político. Sin el nacionalismo catalán no se puede articular el sistema del 78. El PP tiene pendiente achicar a Vox. Recalco: a solo 6 diputados quedó Feijóo en 2023 de La Moncloa. Un mínimo error de la izquierda en su estrategia daría el poder al líder del PP. Y camino de ello va.
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