Manuel Gutiérrez y su esposa Lidia Gil/TA.El Bar-Cafetería Convoy, un referente en el Cruce de Melenara, cerró este viernes sus puertas definitivamente tras 35 años de actividad. Uno de sus propietarios, Manuel Gutiérrez Sarmiento, conocido cariñosamente como Manolín, se jubila a los 66 años, poniendo fin a una etapa marcada por el servicio, la dedicación y la cercanía con los ciudadanos de Telde.
El Convoy abrió sus puertas hace más de tres décadas en la carretera general de El Calero hacia Melenara, trasladándose posteriormente a la calle Galileo Galilei, en Casas Nuevas, donde continuó siendo un punto de encuentro para vecinos y trabajadores de la zona. Aunque comenzó como bar-cafetería, en los últimos años también ofrecía menús al mediodía, ampliando su propuesta para satisfacer a su fiel clientela.
En su último día, Manolín no pudo evitar emocionarse al despedirse de los habituales del Convoy, agradeciendo a todos ellos el apoyo y la lealtad que hicieron posible la longevidad de su negocio. "Ha sido una experiencia increíble y una clientela excelente. Me llevo el cariño de todos estos años", comentaba con nostalgia, mientras recalcaba también que su esposa Lidia Gil Quintana ha sido el "alma" del establecimiento.
Tras décadas de trabajo incansable, Manuel afronta su jubilación con ilusión y nuevos planes. "Ahora haré de todo un poco: deportes y, sobre todo, dedicaré más tiempo a mi gran hobby, las carreras de coches", señaló, dejando entrever que aunque el Convoy cierre sus puertas, su pasión por la vida sigue intacta.
El cierre del Bar Convoy marca el fin de una era para muchos vecinos del Cruce de Melenara, quienes recordarán siempre este rincón como un lugar de encuentro, charlas y buenos momentos. Sin duda, el legado de Manolín permanecerá en la memoria colectiva de quienes lo acompañaron en este viaje.



























Macias | Miércoles, 25 de Diciembre de 2024 a las 19:53:44 horas
Lidia y Manolo: primeramente felicitarles LA NAVIDAD y también felicitarles por la gran persona que son, incluyendo a tu hija Lidia.
Lamento el cierre del negocio ,donde tantas personas hemos ido a solucionar un almuerzo, con esos ricos platos, sobretodos los de cuchara.
Repito,de manera un poco egoísta,quizás,lamentar el cierre.
Un abrazo.
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