
Me dirijo los lectores de esta página después de meditar durante mucho tiempo y observar lo que ocurre en mi barrio. Sí señores, soy de Jinámar y vivo aquí, tras vivir en distintos barrios de la ciudad de Telde. Tras vivir 18 años en el lugar que se conoce como la Placetilla (San Juan), me mudé con mis padres al polígono de Jinámar donde residí otros 18 años y más tarde compré casa en el Cascajo (Jinámar casco) donde vivo actualmente.
No sé a quién dirijo estas líneas pero es una reflexión a título personal. Parece que Jinámar es solo importante cuando ocurren casos digamos de la crónica de sucesos (quema de contenedores, asaltos, atropellos, etc.) donde se destaca el mal talante de sus habitantes (ladrones, destrozadores y otras lindezas).
Pues bien, según las estadísticas, este barrio lo habitan casi 22.000 personas con toda clase de ocupaciones: camareros, mecánicos abogados, profesores, etc. A pesar de este número de habitantes se nos ningunea de mala manera. Les voy a citar algunos ejemplos.
El primero, el asfaltado de algunos tramos de carreteras con baches dignos del impacto de una granada en zona de guerra, pero como podemos leer en esta página parece ser un mal endémico en este municipio. A veces no es solo los baches sino también el pintado de líneas y señales del asfalto.
En segundo lugar, da pena observar las zonas verdes y ajardinadas. La tercera parte, sin exagerar, de los árboles del barrio parecen estar afectados por una plaga parecida a la cochinilla que deja en los coches y aceras un rastro de algo parecido a manchas de aceite. Del parque de las Mil Palmeras o de la Condesa mejor ni hablar porque al igual que el parque de San Juan parece que con dos jardineros da para tenerlo como está, hecho una pena. Tomen ejemplo de como se cuidan lo verde mirando los huertos urbanos que riegan nuestro municipio.
Con el dispendio económico de luz y color hecho en el parque Arnao y en la zona comercial San Gregorio, no me extraña en absoluto que el presupuesto de adornos navideños no haya alcanzado ni para una triste bombilla en Jinámar. Aquí el color de la navidad se encargan de darlo los vecinos con sus decoraciones y sus iluminaciones exteriores.
Por último, la guinda de este hermoso pastel lo ha puesto la fiesta de la Inmaculada Concepción. Este año sin atracciones; con recogida de los únicos puestos que se arriesgaron a montar desde las 16.00 horas del día grande de la fiesta, la popular caña dulce reducida a un solo puesto y un largo etcétera de cosas que denotan que esta fiestas corren el peligro de desaparecer como continue con esta dinámica.
PD: Eso sí, quince días antes de las siguientes elecciones que haya, todos querrán dar una mano de pintura y sacar gente del paro para que parezca que todo se ha arreglado y tenemos un barrio maravilloso.
Un saludo de un jinamero con corazón teldense.
Beatriz | Viernes, 23 de Mayo de 2025 a las 15:26:23 horas
Jinamera,nacida y criada en el cascajo hace 54 años,y bastante mame viendo cómo mi padre lucho siempre por los derechos de mi pueblo,desde las fiestas,hasta tener que encerrarnos en el antiguo Ayuntamiento para que nos dieran las llaves de nuestro colegio,el Jose tejera Santana,ha dicho usted unas palabras con mucha verdad, hasta el día que entró éste señor como alcalde, que lo único que le gusta es una fiesta y un posado,somos el pueblo sin ley ,y muy abandonado,nuestras carreteras, podemos plantar árboles y hacer un parque de tantos socavones, inseguridad en las calles **** ro no sé olviden de pagar los impuestos porque nos vienen con recargos.Para que el Señor Peña siga con sus fiestas **** lamentable,lo que vivimos en éste pueblo.
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