Detrás de la prescripción médica de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes subyacen auténticos problemas personales, familiares o laborales. Un medicamento nunca es solución en este campo. Palía, favorece, puede ser necesario pero no sustituye la cuestión de fondo. Solo la pandemia y el confinamiento nos han hecho ver lo que supone la necesidad de preservar el bienestar mental. En el Parlamento la consejera de Sanidad, Esther Monzón, ha señalado el descenso de la prescripción. Es una buena noticia. Pero queda mucho por hacer.
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Cuando los trabajadores, que suelen ser muchas mujeres, al regresar a casa tienen que consumir este tipo de medicamentos, es una manera de tratar de huir de una realidad de pareja o laboral ingrata que no va a desaparecer al día siguiente. Hay casos sangrantes, como el de las camareras de piso que en Canarias conocemos bien y, sin embargo, sigue sin ser debidamente atajado con mejores derechos. La racanería patronal no ayuda.
Anestesiar a la población afectada no resuelve nada. La pérdida de lazos afectivos, los egoísmos, el ensalzamiento de lo individual en detrimento de lo colectivo… son distintas tendencias espoleadas, por el neoliberalismo, en el que pierde la persona.
La consejera en comisión parlamentaria informó con los datos del Servicio Canario de Salud en mano. Lo mental debe ser una prioridad. Y en numerosas empresas e instituciones siguen sin implementar un plan de riesgos psicosociales, tal como mandata la ley. Toca mucho por avanzar todavía. Al menos, sí se ha logrado una pieza clave: ya no damos por válido o normal el consumo disparado de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes. Hasta hace poco se pensaba que era la forma natural de buscar remedios cuando, en realidad, era detenerse solo en la fachada que atañe al paciente. La situación del hogar, las condiciones laborales, el libre desarrollo de la personalidad, la pobreza galopante… son frentes que deben ser combatidos desde la política y lo sindical. Los medicamentos son una muleta, un auxilio puntual. Nunca la salida recurrente y estructural pues negamos lo que denota cada caso en el consultorio médico. Es más, las bajas laborales presentes y del futuro serán por riesgos psicosociales. No es novedad. Existían. Por el contrario, no se les llamaba por su nombre. Es la herencia que nos deja el 2020, el curso de la pandemia que se erigió en esta materia como un antes y un después. Afrontemos las cosas tal como son, no las encubramos con ansiolíticos.
























JLSP | Jueves, 05 de Diciembre de 2024 a las 09:28:45 horas
Tengo una duda, ¿es usted médico o farmacéutico? Ciñámonos a nuestro trabajo y cometido, gracias.
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