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Miércoles, 12 de Noviembre de 2025

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Colaboración

Niños, Navidad y tiempo de calidad

Esteban Rodríguez

ESTEBAN RODRÍGUEZ GARCÍA Sábado, 30 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura: Actualizada Sábado, 30 de Noviembre de 2024 a las 15:52:01 horas

Hace unos años, en un cumpleaños familiar, se produjo ante mis ojos un hecho excepcional. Eran fechas próximas a la Navidad, y el evento vino a ser un adelanto o ensayo de lo que se avecinaba: Navidad, Papá Noel, Reyes Magos, colas, tráfico colapsado, luces por todos lados. Almuerzos, meriendas, cenas, todo en sesión continua; compras, escaparates, pagas extras, cenas y bailes. Tarjetas de crédito fatigadas, cuentas corrientes estresadas. Alegría aparente en las calles y angustia en la intimidad. Vamos de todo un poco, para unos más que para otros. Es decir, la vida misma, lo de siempre, aunque quizás ahora más estridente y acelerada. Todo es ya, y ya, es nada; se fue, al ya veremos mañana.

 

Bien, volvemos al cumpleaños. Todo transcurría como era previsible, encuentro de familiares y amigos acompañados de sus niños para agasajar a protagonista de la tarde de tan solo 6 años. Por supuesto la mesa está llena de todo tipo de golosinas, ahora le llaman chuches, el imprescindible Clipper de fresa, tartas varias y queques. Tras una inquietante espera y cumplir con el protocolario saludo llenos de besos abrazos y sonrisas, algunas contenidas con tufo a conflictos viejos que los niños relajan y aproximan inocentes de dispendios.


 
Momento regalos, el chiquillo entra en delirio, todos se amontonan con paquetes en las manos, el niño comienza el ritual despacio y termina rompiendo los envoltorios casi sin mirarlos. Desbordado de papeles, juguetes y trapos, emerge como el ave fénix, y minutos más tarde veo como juega en la calle con un aro viejo de bicicleta que guardaba su joven abuelo. Mientras, padres, madres y compadres continúan contando sus historias ajenas a lo que los niños están haciendo, salvo que escuchen un llanto, una caída o algún lío de los chiquillos más traviesos.


¿Qué necesitan realmente los niños?

En la revista “Sapos y Princesas, la infancia vuela, conecta y actúa” se hace un análisis exhaustivo sobre la cantidad y calidad de tiempo que dedican los padres a sus hijos.
https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/psicologia-infantil/razones-hijos-necesitan-mas-tiempo  Un extenso artículo que muestra estadísticas sobre la relación y tiempo de dedicación a los hijos en España. Nos habla también de la aventura de conciliar, como muchas familias necesitan obligatoriamente tener dos sueldos para vivir por lo que resulta casi imposible que uno se dedique en exclusiva al cuidado de los niños. Incluso si uno de los progenitores pide reducción de jornada sigue siendo complicada la conciliación familiar. Normalmente, el cuidado de los hijos suele estar en manos de terceras personas ya sean los abuelos, los cuidadores o instituciones públicas o privadas como las escuelas infantiles.

 

A modo de síntesis nos viene a decir que lo que necesitan nuestros hijos es más tiempo sea de calidad o no. Cuestión controvertida pues, si bien el tiempo es uno, es indudable que el contenido de lo que ocurre dentro determina la calidad o no del mismo. Por ejemplo, estas con tu hijo en la sala mientras ves un partido de fútbol, él está interactuando con un desconocido por TikTok. Están juntos en el mismo lugar, pero realmente ¿están compartiendo el tiempo?, ¿qué calidad de tiempo?


¿Qué es tiempo de calidad?

En la revista https://abaterapia.com/maternidad-y-paternidad/tiempo-de-calidad/
Encontramos algunas claves para definir qué es tiempo de calidad o cómo conseguir ese tiempo de calidad.

 

Ser padres implica muchas cosas, pero quizá, una de las fundamentales es la de llegar a establecer una relación constructiva y cercana con los hijos y, para que esto sea posible, es necesario conectar con ellos desde las emociones y sintonizarnos con lo que sienten y viven en cada etapa de su crecimiento. Conseguir esta unión con ellos, aporta a los niños seguridad, hace que se sientan comprendidos y valorados y entiendan el lugar primordial que ocupan en la vida de sus padres. Esta conexión, propicia que su crecimiento sea equilibrado y que puedan transformarse en adultos sanos, seguros e independientes. En definitiva, no se trata únicamente de pasar tiempo al lado de nuestros hijos sino de que, además, ese tiempo sirva como punto de encuentro y conexión, que sea un tiempo en el que se disfrute y se consoliden los lazos, es decir, un tiempo de calidad.
 

Compras, gastos, premios y regalos

En una sociedad de consumo exacerbado como la que vivimos parece un reto imposible no formar parte de la tribu que asalta las calles y centros comerciales, pues somos parte de un sistema que nos atrapa y somete a consumir más allá de nuestras necesidades y entrar en un estado inconsciente de materialismo que no da con la ecuación que nos propone el entrañable y ya fallecido Eduardo Punset: 
Felicidad= Disfrute+Satisfacción+Sentido. 


Los niños/as serán los adultos que se encontrarán en un presente muy próximo con más atractivos de consumo impulsados por sutiles y feroces campañas generadoras de estímulos de necesidad, frente a las que poco o nada podremos hacer desde nuestra mentalidad básicamente egotista y materialista. Cuántas veces hemos escuchado a un adulto dirigirse a un niño diciendo: anda, si me das un beso te doy un premio, intercambiando materia por cariño. 

 

Consecuencias y responsabilidades

Mientras no seamos capaces de poner en valor lo intangible, es decir, aquello que no podemos tocar, que no tiene forma, que no se puede comprar, como el cariño, el amor, las emociones, los sentimientos. Estaremos supeditados al “tanto tiene, tanto vale” y sometidos a la finita tiranía del tener. Nos pasará la vida entre la ansiedad por tener, la angustia por retener, el dolor por perder, la frustración por lo no conseguido o la depresión por lo perdido.

 

Los niños son como esponjas que se empapan de todo, incluso de lo que aparentemente no escuchan, ellos saben leer nuestros comportamientos y calcar nuestros hábitos. Es primordial educar en hábitos saludables dando ejemplo con nuestra acciones conscientes y responsables.

 

La navidad es una oportunidad maravillosa para poner en práctica una mejor relación con los niños y con los adultos. Regala lo justo escuchando más y mejor, estando presente, mirando a los ojos para entender y comprender qué hay tras la mirada.


Esteban Rodríguez García es coach, titulado en Gestión Emocional y Mindfulness.

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