25N: Seguimos en la lucha

En lo que llevamos de 2024, 40 mujeres han sido asesinadas por violencia de género; 1.285 mujeres desde el año 2003 (datos a 18 noviembre). La violencia vicaria, aquella con la que el maltratador pretende hacer el mayor daño posible a la madre, muchas veces a través del sufrimiento de las hijas e hijos o familiares cercanos, arroja una cifra en este año de 8 menores. Esta forma de violencia ha acabado con la vida de 61 menores desde que comenzaron las estadísticas en 2013.

Unas cifras terribles e incompatibles con la democracia y que esconden las vidas truncadas de mujeres, de sus hijos e hijas, de sus familias y amistades. La violencia de género es la representación más extrema de la desigualdad que existe entre hombres y mujeres. Una violencia estructural que supone un atentado contra los derechos humanos que se sucede en todos los países del mundo. A día de hoy, no existe ninguna sociedad en el mundo libre de violencia de género. Y es que, no nos podemos olvidar que durante muchos años la violencia de género se enmarcó en la esfera privada de la sociedad. Un espacio que pertenecía al ámbito privado de las familias y en el que se rechazaba cualquier intervención de los poderes públicos. Como consecuencia, la violencia de género ha sido invisibilizada y silenciada durante mucho tiempo atrapando en los ciclos de violencia machista a miles y miles de mujeres.

La lucha por convertir a la violencia de género en un problema social y de Estado fue ardua y extensa. Una lucha en la que las asociaciones feministas desempeñaron un papel fundamental has-ta que la Ley Integral de Violencia de Género se hizo realidad. Debemos recordar que la Ley Integral fue una reivindicación histórica del movimiento feminista, que compartimos y trabajamos codo con codo con las organizaciones de mujeres para sacarla adelante. Supuso la movilización de to-dos los recursos públicos, no solo la elaboración de leyes específicas, sino también, la dotación presupuestaria y la inclusión de todos los niveles de la Administración Pública, ya sea estatal, autonómico y local.

Las entidades locales son fundamentales para abordar la violencia de género desde la cercanía y la inmediatez. Aunque enfrentan importantes desafíos, tienen la oportunidad de marcar una diferencia significativa a través de políticas integrales, recursos suficientes y el trabajo conjunto con la sociedad civil. La clave está en priorizar la prevención, garantizar la atención a las víctimas y fomentar un cambio cultural hacia la igualdad de género. En algunos casos, la falta de relato y compromiso por parte de quienes ostentan la dirección política de las políticas de igualdad, hace que retrocedamos en los derechos conquistados, pero eso no debe hacernos perder el camino emprendido, la lucha continua. Debemos prestar especial atención a las mujeres del ámbito rural donde la violencia machista está más silenciada e invisibilizada, a las mujeres con alguna discapacidad, las muje-res mayores, y otros colectivos de mujeres en situación de mayor vulnerabilidad ante la violencia.

La lucha contra la violencia de género es un desafío global que requiere un enfoque multidimensional y sostenido. Se trata de una problemática social compleja que afecta a millones de personas, principalmente mujeres, y que tiene raíces profundas en la desigualdad de género, las normas cul-turales y los sistemas de poder. Debemos hacer promoción de la igualdad de género desde temprana edad. Implementar programas educativos que fomenten el respeto, la empatía y la igualdad entre géneros en escuelas y comunidades. Campañas públicas para informar sobre los tipos de violencia de género, sus consecuencias y cómo buscar ayuda. Educación para deconstruir estereotipos para que la sociedad identifique y desmonte creencias y actitudes machistas.

Cultura de tolerancia cero, rompiendo el silencio, fomentando una cultura en la que las personas se sientan seguras al denunciar cualquier forma de violencia. La erradicación de la violencia de género es posible solo si trabajamos juntas y juntos como sociedad, desafiando las normas cultura-les dañinas y asegurando que las políticas, leyes y acciones estén respaldadas por recursos ade-cuados y una voluntad política firme, por todo ello en este 2024, el 25 N Las entidades locales son fundamentales para abordar la violencia de género desde la cercanía y la inmediatez. Aunque enfrentan importantes desafíos, tienen la oportunidad de marcar una diferencia significativa a través de políticas integrales, recursos suficientes y el trabajo conjunto con la sociedad civil. La clave está en priorizar la prevención, garantizar la atención a las víctimas y fomentar un cambio cultural hacia la igualdad de género.

 Seguimos en la lucha.

Gregorio Viera Vega fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Telde.