
El estudiante Javier Fernández Quesada es un mito de la Transición en Canarias. Es un mito no deseado. Nadie nace con aspiración de mártir. Por lo que, en realidad, ningún mito decidió serlo. Los mitos, con o sin razón, lo insuflan luego terceros. Apelar a Quesada es hacerlo a la historia del movimiento estudiantil y protestas obreras en las islas. Cuando lo asesinó la Guardia Civil, se desconoce todavía quién fue el autor concreto, en Tenerife bullía el malestar social. Cuando la Transición todavía quedaba algo de clase obrera organizada a nivel de masas. Incluso, en Canarias.
Hoy a las 19 horas se proyectará el documental ‘Quesada, la verdad del silencio’. Será en el Teatro Guiniguada
de Las Palmas de Gran Canaria. Quesada era canarión pero lo mataron en La Laguna, en el recinto universitario. Y el gobernador civil entonces era Luis Mardones que acabó en las filas de CC, con escaño en Madrid pasado el tiempo. A Mardones se le atragantó esta fatal pérdida. Tenía un componente sociológico diferente al resto: no era un chiquillo de barrio, un proletario, sino que era un joven de buena familia. Un hogar que podía tirar de teléfonos y angustiar al vecindario pues su dolor se vivió también en la zona oficial de la capital grancanaria. No quedó en los riscos. Hace poco murió su madre. La destrozaron en vida.
En aquella Transición hubo represión. Y la Guardia Civil seguía con el libro de estilo del franquismo. Se torturaba, se le iba la mano a más de uno. Y hubo asesinados, como Quesada. No fue cosa solo, por consiguiente, del País Vasco y aledaños. Recordar a Quesada es hacerlo por la Canarias popular que tiene en él a un mito. Pasar por el bullicio universitario de La Laguna es imposible hacerlo sin empaparse de su trágico desenlace. Como otrora allá iban los de Gran Canaria, se extrapoló fácilmente por varias generaciones.
Ojalá no decaiga en la memoria colectiva la injusticia de Quesada y tantas otras. La Transición no fue indolora. Por eso es bienvenido este documental dirigido por Iván Redondo y producido por Lamberto Guerra. Que sirva de testimonio. Pronto, me imagino, se emitirá en Televisión Canaria. Que la cadena pública lo haga con frecuencia. La historia de Javier Fernández Quesada es la de toda la gente de bien, de cualquier demócrata que se precie un mínimo.

























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