Un boquete en el PP

La marcha de la vida política de Sergio Ramos asegura que se debe a razones de salud. Y ahí queda (lo personal, personal es) al margen de desearle que se recupere pronto y constatar que la vida (por fortuna) es mucho más. Pero a la par conlleva repercusiones partidistas. Para empezar, el PP se queda descabezado en Telde. Sin líder. Y, por tanto, con una laguna electoral de cara a 2027 que, a su vez, tratará de aprovechar Ciuca. Recordemos que Ramos desembarcó en la ciudad de los faycanes por todo lo alto: con mitin de Mariano Rajoy y paseo de Alberto Núñez Feijóo. Subió en votos y concejales aunque se ciñó a cuatro los ediles obtenidos. Fue el momento de Juan Antonio Peña.

No tiene que haber sido plato de buen gusto dejar la política para el ya taambién exsenador. Recaló en el PP cuando José Manuel Soria era el mandamás y cosechaba victorias en las urnas. El mismo que logró que Gran Canaria fuese el feudo de los populares mientras CC tenía Tenerife y el PSOE andaba desnortado. Ramos era joven, muy joven. Y Soria estaba en plena sintonía con Rajoy. Ahora, en la cuarentena, tenía aún por delante el teldense una larga trayectoria en la vida pública. 

A la vehemencia del hasta ayer vicealcalde y senador le acompañaba la buena fe. La cuestión estriba en que los demás no lo saben, ni tienen por qué saberlo. Es como esas personas tímidas que aparentan ir sobrados o ser secos, cuando en puridad obedece a un mecanismo protector de cada uno. Esa vehemencia le ha jugado malas pasadas. En más de una ocasión se pasó de frenada, como cuando aludió por último a Pedro Sánchez que es, no olvidemos, el presidente del Gobierno en democracia. Con reposo, con hechuras en el sosiego que guía la conducta, hubiese sido otro cantar.

Con todo, era uno de los dirigentes (o el que más) ha destacado la marca PP en Gran Canaria. Se va. Y esto se notará no solo en Telde sino, de rebote, en la capital y en el cabildo. Desde que se fue Soria, de un día para otro, no hay banquillo. Soria llevó al PP a su esplendor electoral y de poder institucional en Canarias. En fin, que mala noticia para los suyos. Aunque prima lo personal, la salud. Y Ramos se despide cortésmente.