Pasamos al tapial sureste del camposanto y en él varios nichos llaman nuestra atención. El primero de ellos marcado con el número 9, pertenece al Sr. D. Luis Castro Ojeda y su esposa Dña. Pino Álvarez Peña. D. Luis fue alcalde de la ciudad de Telde, propietario de una magnifica mansión solariega (Hoy Escuela Municipal de Música) en la calle Conde de la Vega Grande, frente mismo a la Casa-Palacio de los Ruiz de Vergara. Después de que dicha edificación fuera adquirida por el Ayuntamiento de Telde a sus herederos, se mal restauró, rompiendo la estética original del siglo XIX y dejando en su lugar un patio, falso histórico de la Arquitectura Tradicional Canaria. Los jardines de dicha casa hoy forman el Parque Público Santa Rosalía, colindante con las calles Duende y Ldo. Calderín (Antes de la Cruz).
Con el número 56 se reseña el nicho de D. Tomás Arencibia y de su esposa Dña. Dolores Gil, extraordinarias personas de profundísimas convicciones religiosas. Cuentan los más viejos de la ciudad que durante las grandes crisis económicas de 1914-1920, más tarde, durante la II República y con posterioridad en la Guerra Civil (1936-1939) y la larga postguerra, este matrimonio ayudó a muchos menesterosos con el reparto gratuito y generoso de comida de forma cotidiana. Tal es así que D. Tomás y Dña. Lola fueron admirados y queridos por ricos y pobres, siendo sus entierros muestras fehacientes del aprecio que se les tenía. Concretamente en el entierro de Dña. Lola, Las gentes cubrían el féretro de flores lanzadas desde balcones, ventanas, cuando no de las propias azoteas. Progenitores de numerosos hijos, destacamos aquí al artista plástico José Arencibia Gil, que duerme el sueño eterno con sus padres, revestido con el hábito franciscano, al que tanto aprecio tenía.
Signada, bajo el número 36 está el nicho familiar del abogado, poeta y dramaturgo D. Luis Báez Mayor, y de quien fuera su esposa, Dña. María Ascanio.
El número 60 marca la sepultura del Sr. D. José Suárez Milán, más conocido por Joseíto Suárez, quien encontró su muerte en la azotea de su domicilio particular, en la Plaza de San Gregorio, al mediodía del 19 de julio de 1936, tras descargar sobre él varios tiros de fusil. Ambos bandos se echaron mutuamente la culpa, el sumario abierto jamás esclareció nada. En su lápida reza la inscripción: José Suárez Milán, vilmente asesinado por los marxistas el 19 de julio de 1936, A los 62 años de edad. Recuerdo de su desconsolada esposa.
Hoy, otras tumbas realizadas con labores de cantería se levantan junto al tapial del naciente. Éstas eran mayores en número, pero a principios de los años 90 del pasado siglo XX, en unas descabelladas obras de adecentamiento protagonizadas por el M.I. Ayuntamiento, fueron destruidas; de tal manera que sólo la denuncia que realizamos en su momento, permitió salvar dos de las más importantes: Una de ellas representa un rectángulo de 80 cm de altura por 50 de largo. Con gran austeridad, se realizó en cantería gris colocando en sus esquinas pequeños cuerpos de punta de diamante e inscribiendo los datos propios de sus moradores. La otra, a falta de sus losas superiores, también toda ella realizada en cantería, resulta ser una magnífica muestra del Arte Neogótico con reminiscencias francesas. Es la tumba del renombrado militar teldense D. Antonio de la Rocha, prohombre de la ciudad y de la Isla. Gran ilustrado, poseía una extensa cultura gracias a sus viajes por varios países europeos, con estancias prolongadas en la Villa y Corte de Madrid.Lllegó a ser Jefe de las Milicias Locales, preocupándose de su prestancia y operatividad. Desde su Casa-Palacio, en la calle Conde de la Vega Grande, dirigió su hacienda innovándola con acertados métodos de riego y cultivos, trayendo hasta Telde nogales para la alimentación de gusanos, de la próspera industria de la seda. Don Pedro Hernández Benítez hablaba sin cesar de este espléndido caballero, emparentado con las mejores familias del Archipiélago. Sus fiestas multitudinarias, tanto en el patio central de su casa teldense, como en su huerta colindante, hizo correr noticias por los mejores mentideros de la Isla. Su largueza a la hora de la preparación de las más variadas viandas y los más exquisitos vinos, le hizo ganar fama de más que generoso anfitrión.
Hoy su tumba dañada, aunque no irremediablemente, espera desde hace unos largos treinta años, la promesa que hiciera un alcalde de la ciudad de reponerla en todo su esplendor, ya que fueron los operarios municipales quienes, por ignorancia de su verdadero valor artístico y cultural o por hacerle caso a algún ignorante, la dejaron sin su cierre superior, formado por losas de cantería rematadas por el mejor mármol de Carrara.
Junto a ella, un conjunto de tumbas, todas ellas pertenecientes a la familia Pérez Moreno, donde guardan los restos mortales de otras tantas personas. Destacamos aquí el enterramiento que en su día se hizo para el escritor, fotógrafo y bibliófilo D. Patricio Pérez Estupiñán, personaje entrañable de la sociedad teldense, oriundo de la Villa grancanaria de El Ingenio y padre, entre otros del gran Patricio Pérez Moreno, eximio poeta de gratísimo recuerdo.
Ya en la ampliación del cementerio de San Juan Bautista de Telde, encontramos enterramientos en nichos que nos permiten hacer un recorrido diacrónico por la historia de nuestra Ciudad. Primeramente, encontramos la sepultura del doctor en Medicina D. Juan Castro Ojeda, Benefactor de la Ciudad, en donde desarrolló una amplia labor profesional y humanitaria, primeramente como Jefe de los Servicios Sanitarios del M.I. Ayuntamiento después como ya habíamos señalado, Director del Hospital de San Pedro Mártir de Verona y Santa Rosalía. Sus múltiples méritos le hicieron acreedor del título de Hijo Predilecto de Telde. Su querida esposa Dña. Ana Castro, no le fue a la zaga, ya que dedicó buena parte de su tiempo a las obras de caridad entre las clases menos pudientes. La Casa-Museo León y Castillo, creada por el Cabildo Insular de Gran Canaria en 1954, le estará eternamente agradecida por haber donado una talla del Niño Jesús de Praga, que hoy se conserva en la sala 104, de dicha institución.
El Rvmo. Ilmo. Sr. C. José Estupiñán Milán, canónico de la Santa Iglesia Basílica Catedral de Santa Ana, descansa eternamente entre los suyos, sabiéndose querido y respetado por todo los lugareños. Su sobrino, D. José Juan Sanabria, en un acto de generosidad extrema que le honra, donó hace unos años, la más que interesante biblioteca de su tío a la Casa-Museo León y Castillo.
Muchas y apreciadas personas descansan en estos nichos, esperando la Resurrección prometida, su listado sería arduo y difícil de confeccionar, por lo que sus deudos no deben ver en ello olvido de tan ejemplares vidas, sino acomodo al tamaño que nos exige el medio en que esto se publica. Así, recordamos a alcaldes de la ciudad de muy grata memoria, como fueron: D. Miguel Benítez (Excelente pintor y profesor de dibujo y pintura del eximio artista plástico José Arencibia Gil) y su esposa Dña. Felisa Guedes Santos. Al también Alcalde y Delegado del Gobierno en la Isla de Fuerteventura, D. Manuel Amador Rodríguez, (Preocupado sobremanera por el Patrimonio Monumental de la ciudad, a él se le se debe, entre otras muchas acciones, los primeros trabajos de restauración de la Iglesia Conventual de San Francisco, la magna exposición de los Fondos Canarios del Museo del Prado.
Además, creó la Primera Muestra Local de Industria y Comercio, abriendo las puertas a la iniciativa del Cabildo Insular para la posterior creación de la Feria del Atlántico). Tan meritoria labor lo elevó como ciudadanos de honor al siempre noble título de Hijo Predilecto de la Ciudad. y su esposa Dña. Dolores Jiménez Artiles, dama de muy nobles y altos valores cívico-sociales. En otros nichos se encuentran el Dr. en medicina D. Sebastián Álvarez Cabrera (Quien fuera Alcalde de la Ciudad durante largos años, desarrolló la costa teldense con urbanizaciones tales como La Estrella, La Garita, Playa del Hombre y Las Clavellinas) y su esposa Dña. Pino Medina Castro, dama admirada por su exquisito buen gusto al vestir y el donaire con que asistía a los actos públicos.
Con el número 1787 se marca la sepultura del hombre y sacerdote ejemplar: D. Antonio Hernández Rivero, del que tuvimos ocasión de realizar su interesante biografía, gracias a la muy estimable ayuda prestada por sus familiares más allegados. Don Antonio, Cronista Oficial de la Ciudad de Telde, tras don Pedro Hernández Benítez, dejó escritos gruesos volúmenes, en donde transcribió de forma fehaciente, cientos de documentos que sobre Telde y su comarca descubrió, tanto en el Archivo Parroquial de San Juan Bautista de nuestra propia ciudad, como en el Archivo Diocesano de Las Palmas de Gran Canaria y en el propio de la Santa Iglesia Basílica Catedral de Santa Ana.
En el nicho 2038, se nos muestra el amor más tierno y profundo en su más amplia expresión: María Regina Ramis de Aireflor y Sbert. Primavera de 1990. Guillermo Antonio de Olózaga Ojeda. Invierno de 1999. Perdóname, el retraso. Regina. W.
También en esta parte amplia de nuestro cementerio matriz encontramos el nicho que guardan los restos mortales de D. Agustín Florido Suárez, emprendedor, empresario agrícola, gerente del sindicato Agrícola del Sur y alcalde-presidente del M.I. Ayuntamiento de la Ciudad de Telde. A él se le debe, entre otras acciones, el nombramiento como Alcaldesa Celestial y Perpetua de Nuestra Señora de Las Nieves de Lomo Magullo. Cerca de él descansa su esposa Dña. Andrea de la Nuez Calderín, excelente persona de reconocido prestigio y gran benefactora de la Parroquia Matriz de San Juan Bautista y de la también Parroquia del Santo Cura de Ars, en Las Clavellinas. En este mismo nicho espera la Resurrección su querido hijo, D. Antonio Florido de La Nuez, meritorio funcionario del Cabildo de Gran Canaria que desarrolló toda su etapa laboral en la Casa-Museo León y Castillo de esta ciudad.
Otros alcaldes también tienen sus tumbas aquí, nos referimos a D. Fernando Zumbado y Palacios, que además de munícipe fue Comisario de la Desamortización; HP. D. Domingo Bravo Penichet, hombre de gran cultura y magnífico orador; D. Fernando Castro Díaz, D. Diego Hernández Benítez, hermano de los sacerdotes D. Francisco y D. Pedro Hernández Benítez; D. Juan Diego Navarro Medina, D. Alejandro Castro Jiménez, Concejal, Teniente-alcalde, Alcalde, Consejero del Cabildo de Gran Canaria, del que también fue Presidente, Como lo fue de la Autoridad Portuaria, todo ello lo convirtió en un gran defensor y promotor de nuestro municipio, y éste le reconoció su valía nombrándolo Hijo Predilecto.
Entre otros, cuyos cuerpos descansan en este camposanto, se encuentra el Sr. D. Juan Pulido Castro, Catedrático de Enseñanzas Medias. Director de la Escuela de Peritos Industriales de Las Palmas de Gran Canaria, Presidente del Cabildo Insular y Procurador en Cortes, valedor de las especificidades fiscales de Canarias.
A pesar de los folios acumulados para relatar esta visión personal del primer cementerio de la ciudad, no hemos logrado abarcar ni el 10% de lo que allí existe. Valga este trabajo como acercamiento a un lugar único y muy especialmente valorado por todos aquellos que tienen a sus seres queridos esperando la Resurrección de los justos.
Aprovechamos estas últimas líneas para pedir al M.I. Ayuntamiento de la ciudad que reclame ante las autoridades competentes la designación de Bien de Interés Cultural de la Comunidad Autónoma de Canarias, para nuestro camposanto. Asimismo, debemos agradecer al Exmo. Y M.I. Ayuntamiento de nuestra Arzobispal Ciudad, la reciente reposición de la lápida sepulcral donde yacen los restos mortales del poeta y dramaturgo, D. Montiano Placeres Torón después de veintitrés años que llevaba el lugar como un erial. Espacio de tiempo éste en el que se había perdido para la memoria colectiva. Ahora y con cierta frecuencia, los amantes y defensores de su figura y obra, vuelven a tener un lugar en donde depositar un ramo de flores.
Asimismo, echamos en falta un recuerdo a los teldenses de la emigración, aquellos que han muerto en tierras extrañas, cuando no en los naufragios, tal es el caso de los que se llevó a las profundidades marinas el tristemente célebre Valbanera.
Cientos, tal vez miles de personas hoy anónimas, que en su momento fueron inhumados en este camposanto, merecen al menos ser recordados. A todos ellos, el autor de este artículo quiere rendirles el más sincero de los homenajes a sabiendas que otros tantos con nombres y apellidos no han sido reflejados en estas páginas, admitimos que nuestro trabajo puede y debe completarse.
Para finalizar, advertimos al lector que por problemas de espacio hemos dejado el estudio sobre los cementerios tendentes a la mitad, reservándonos todo lo concerniente al cementerio de San Gregorio Taumaturgo para una nueva edición.
Casanova | Viernes, 15 de Noviembre de 2024 a las 00:20:40 horas
La ciudad de Telde,está tardando en ponerle nombre alguna de sus calles pero en vida al Grandísimo Cronista que tiene la Ciudad de Telde a Don Antonio María González Padrón
Accede para votar (0) (0) Accede para responder