Cuando atacan a las instituciones, nos atacan a todos. Perdemos el conjunto de la ciudadanía. Por eso los discursos forzados de deslegitimación arrojado al presidente del Gobierno es dinamita sibilina que pagamos muy caro; además de inmerecida a todas luces. El rey fue el domingo espontáneo. Nada estaba dispuesto, como algunos imaginan o confabulan en las redes sociales. Aguantó el chaparrón. Y se nota que está preparado, más que el padre. A la campechanía del emérito (que con el tiempo nos avergonzó) el hijo responde con templanza. Felipe VI y la reina cumplieron. Y demasiado, pues estuvo en peligro su seguridad; como la de Pedro Sánchez y Carlos Mazón.
Eso sí, quien ideó la visita cometió un error de bulto. ¿Qué esperaban? ¿Aplausos aptos para la fotografía? Aquello es una zona de guerra y lo seguirá siendo por un periodo. También es verdad que, antes o después, los reyes y los presidentes estatal y autonómico tenían que ir. Y que se hubiesen encontrado algo similar. Por tanto, ¿qué acontece? La dimensión es superior, de mayor calado.
La democracia está en peligro. Pensábamos que era para siempre. Y, sin embargo, fue una conquista. Un avance de las clases trabajadoras y populares, los menos pudientes son los que más necesitan la democracia. Y por eso el domingo había neonazis y elementos de extrema derecha que increparon a Felipe VI. El propio falangismo, los ‘camisas viejas’ del golpe de Estado del 36, no eran monárquicos. Buceando en la Historia de España de los siglos XIX y XX encontramos claves valiosas para interpretar la actualidad. También para los monarcas.
Claro que inquieta que la extrema derecha cerque a las instituciones. Entre otras cosas, porque progresa en la medida que terceros la blanquean. Pero de ahí a pensar que la comitiva real se iba a tropezar con semejante dislate, es de teoría de la conspiración, que tanto daño hace. La desinformación y el magma de negacionismo es el caldo de cultivo que aprovecha el neofascismo. Y se organizó para esperar a las autoridades y lanzarles barro e insultos. No es una anécdota. Esto se recordará en la posteridad como un episodio cuyas consecuencias todavía desconocemos. O cuidamos la democracia, o la perdemos. Hay muchos interesados en cargársela para que venza cualquier modelo de posautoritarismo que asolan como setas en el planeta. La España constitucional es víctima de la extrema derecha.
Olga Maria Rivero Santana | Martes, 05 de Noviembre de 2024 a las 12:11:42 horas
Y mientras se siga "culpando" sólo a algunos (que no sean de nuestra ideologia) y "disculpando" a otros, porque sí lo son, no avanzaremos ¡nunca! Algo tan terrible como lo ocurrido, tiene que mover las conciencias y las acciones de ¡TODOS!. La respuestas tienen que ser acordes a la dimensión de los hechos y aquí, ¡TODOS TIENEN MUCHO POR LO QUE RESPONDER! pero sobre todo,¡MUCHO POR HACER!
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