El final político de Íñigo Errejón nos retrotrae a la premisa por la cual era el pretendido modelo perfecto para novio, yerno, nieto, amigo o lo que se tercie. Su perfil era sustentado en diversos valores y, no siendo menos, era potenciado por los poderes fácticos. Y es que al margen del desenlace judicial que tenga todo esto ahora y en el que las víctimas que cuentan sus casos merecen todo el respeto, la consecuencia política primera es que no olvidemos que Errejón fue el que partió en dos a Unidas Podemos. Fue la punta de lanza principal de la fragmentación del grupo liderado entonces por Pablo Iglesias.
No solo en las citas congresuales donde él decía que no entendía que Podemos tenía que ser la izquierda sino tornarse en un movimiento transversal (populismo) sino, además, cuando rompió en Madrid para presentarse por su cuenta tras su cita con Manuela Carmena. No se puede interiorizar el ascenso y las grietas en Podemos sin Errejón. Pero Podemos no tiene culpa ninguna de sus presuntas acciones que están siendo denunciadas.
Para Yolanda Díaz y la ministra de Sanidad, Mónica García, es un golpe político duro. Deja a Más Madrid y a Sumar tocados. Todo gravita todavía en la figura de la vicepresidenta, pero no hay más. Errejón era el poso intelectual de este ágora. Aunque cometía deslices como apoyar a los ecologistas alemanes que, de algún modo, aplaudían a Israel en el genocidio contra el pueblo palestino. Las contradicciones de Errejón eran notables, pero siempre le sobraban argumentos para salir del paso. Aunque no eran comprables por los ortodoxos. Lo que él defendió dentro de Podemos, no se comprendió nunca. Ahora menos.
El feminismo es una de las banderas principales de la izquierda. Y debe mantenerse álgida, por mucho que el patriarcado del que todos debemos sacudirnos (desaprender lo estructural, aprender a aprender desde la igualdad) siga presente y alentando desde otros sectores ideológicos retrógrados. Y el rigor en la contestación de Sumar y Más Madrid, merecido, no excluye la duda de qué futuro le aguarda a un proyecto venido a menos. Nunca tuvo sentido desmarcarse de Unidas Podemos, el imponer vetos a Irene Montero y otras lindezas que diezmaron a la izquierda en una operación que, más temprano que tarde, permite al PSOE mantenerse en pie pero sin potenciales socios con los que pactar. Tiempo al tiempo.
Olga Maria Rivero Santana | Sábado, 26 de Octubre de 2024 a las 14:35:36 horas
En nuestra política actual, donde pocas veces o NUNCA se "admiten errores" (ya ésto llega al horror) y por lo tanto, NADIE asume responsabilidades, resulta hasta sorprendente "el giro" que ha dado Errejón, aunque desde luego, no le quedaba otra, pues son muy graves los hechos que supuestamente ha comentido y que no ha negado, aunque con sus clásicos "vericuetos y "eruditos" términos" con intencion de "adoctrinamiento" haya querido buscar ¿justificacioned y/o culpables? La justicia es la encargada ahora, de continuar el proceso que se deriva de estas tremendas acusaciones. ¿No se sabía nada, por parte de su grupo SUMAR? Sea quién sea el politico o política y sea del partido que sea, sinceramente creo que hay más responsabilidades que se tienen que aclarar.
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