
Al margen de cómo acabe en la vía judicial lo de José Luis Ábalos, deja en el camino la duda de cómo este tipo de personajes proliferan en los partidos y son artistas en ascender. Suelen responder al perfil de persona gris, sin especial formación y sin carisma. Son en política lo que se llama fontaneros pues están entre bambalinas arreglando problemas alejados de la escenificación diaria. Son necesarios. Desde la Transición hasta la actualidad. Pero la sobreprofesionalización de los partidos ha conllevado que irrumpan como setas los Ábalos y compañía que militan en las diversas siglas.
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Cercanos a alguien con mucho poder, más que el de ellos, pues han servido a un gerifalte, se llame como se llame, con descolgar el teléfono se les ponen firmes en cualquier punto del Estado. Confeccionan listas, deciden quién va y quién no, mandan al ostracismo y son escuchados por el secretario general o presidente del Gobierno de turno. Vamos, poder duro. No visible en primera instancia. Pero determinante. Y los que lo sufren, lo conocen. Son los fontaneros del lado oscuro de la democracia partidista.
En fin, que justo cuando triunfa la pasividad que carcome la democracia y muchos se retiran de la participación, se milita cada vez menos por ideales, los Ábalos y sus correligionarios dominan el poder interno de las formaciones y, por ende, de las instituciones cuando tocan poder. Cosa que ocurre antes o después por las dinámicas del bipartidismo del 78. No es el marco ideal, ni mucho menos, pero en esas andamos desde el hermano de Alfonso Guerra, las cuentas de Bárcenas en el PP y ahora las supuestas irregularidades detectadas en Ábalos.
Eso sí, cuando lleguen las elecciones habrá que ir a votar. Y los partidos nos lo recordarán. Pero nadie controla a los partidos. Ni su propia militancia. Si hay Ábalos y personajes como él por doquier es porque la estructura de las siglas lo permiten. Ascienden vertiginosamente y deciden cuestiones importantes. No necesariamente son tan visibles. Pero los que sí lo son, conocen que estos existen y no pueden ignorarlos. Entre otras cosas, porque están en una segunda fila al servicio de otro que sí ostenta todo el poder que quiera o que le han dejado ocupar. No es una historia bonita. Pero la tenemos en democracia desde hace cuatro décadas. Otros tantos años más así, dudo que lo resistamos.
























A. León Fernández | Viernes, 25 de Octubre de 2024 a las 16:50:12 horas
Recordemos al fallecido LUIS ROLDÁN ((PSOE)
No terminó ni el bachillerato pero decía ser ingeniero industrial y economista
Aún así llego a ser Director General de la Guardia Civil.
Condenado por CORRUPTO, se fugó al extranjero . Estuvo preso en España.
Pero los DIEZ MILLONES DE € por apropiación indebida, siguen en paradero desconocido.
El fontanero se llamaba PAESA
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