Cuando Isabel Díaz Ayuso rechaza la invitación de acudir a La Moncloa no actúa como presidenta de la comunidad de Madrid sino como líder de la oposición estatal, sin serlo. Y lo hace mal, además. Primero, porque su desplante al presidente del Gobierno lo es, al tiempo, a su jefe de filas: Alberto Núñez Feijóo; y a sus correligionarios autonómicos. Segundo, porque instrumentaliza la comunidad autónoma como trampolín ‘antiSánchez’; vamos, el mismo mecanismo que, a su modo, usa ERC y que ella misma critica. ¿Entonces qué es lo que busca?
Hace mucho que Ayuso se postula como recambio en el PP. Y lo hace al estilo de una Margaret Thatcher desenfadada que abandera el neoliberalismo, la patria y todo aquello que gusta a la ultraderecha. De hecho, ella obtiene buenos resultados en Madrid porque los seguidores de Vox le votan. No pueden ver a Feijóo pero a Ayuso sí. Sin embargo, ese discurso mesetario que coquetea con la ultraderecha nadie lo compra en la periferia. De Madrid y alrededores no sale con éxito. Y eso el gallego lo sabe. Necesita los votos del ‘ayusismo’ pero a la vez es una hipoteca. Y a esta hipoteca le pone precio oneroso la propia Ayuso.
Las estridencias mesetarias aleja a los nacionalismos periféricos. Así de sencillo. Tanto por las formas como por el fondo. Dicho en plata, a más nacionalismo español menos plurinacionalidad. Y en manejar ese equilibrio está la fórmula de la gobernanza, especialmente para el PP que hace de la causa contraria al autogobierno catalán un frente en el resto del Estado. Y las cuentas electorales no salen si los populares son residuales, o cercano a serlo, en Cataluña y País Vasco. De nada le vale ganar en Guadalajara, Ávila, Burgos, Palencia… si en la periferia no gusta su mensaje.
El PP tendrá opciones si persiste en la vía Feijóo, en la venta de una moderación y un ‘viaje’ al centro como el que anunció a mediados de la década de los años noventa el primer José María Aznar, el que citaba a Manuel Azaña. Es verdad, que tiene al lado el problema de qué hacer con la extrema derecha. Pero está claro que parecerse a ella, emulando al ‘ayusismo’, distancia al PP de la ciudadanía fuera de la meseta. Lo tienen interiorizado dentro del propio PP. Mas nadie le pone el cascabel al gato. El ‘ayusismo’ domina Madrid y ata a Feijóo. Salirse de esa combinación es una operación compleja.
Pelayo | Miércoles, 23 de Octubre de 2024 a las 10:41:57 horas
Claro, después de sufrir el acoso del Sanchismo, de que la insulten, después de que persigan a su familia resulta que los socialistas se enfadan por que pasa de que su Sanchidaz se saque una foto en una reunión que para nada sirve por que ya tiene decidido cederle media España a los golpistas catalanes para mantenerse en el poder, de risa sus árticulos. Grande Ayuso, ese es el camino aislar al dictador y a sus palmeros bien pagados con pluma subvencionada.
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