Los hombres del presidente

Esta obra, que no es de ficción, escrita por Carl Bernstein y Bob Woodward, periodista de The Washington Post que investigaron el escándalo Watergate en 1974 y, que acabó, con la renuncia del presidente Richard Nixon en agosto de 1974. Sirva esta introducción de esta obra, no por su similitud con la situación actual en nuestro país, sino como argumento para desarrollar lo que considero una persecución de la caverna mediática a los hombres (ministros) del gobierno de España.

Quienes pusieron de moda aquello de “cuanto peor para el país, mejor para nosotros” (el partido popular - Cristóbal Montoro), se suma la nada desdeñable directriz del ex presidente Aznar y su organización ULTRA FAES, con aquello de “El que pueda hacer, que haga”, nada resume mejor el espíritu golpista de la derecha que esa frase, él ha dado la orden y todos se han puesto a obedecerla. Que se pregunten al Sr. Tellado que en esta misma semana a dicho en una emisora, “de su cuerda claro”, que se inicia la cacería por tierra, mar y aire, aunque para ello cuente con un ejercito en la judicatura que cada vez que tocan a  arrebato se les ve el plumero.

Esa judicatura que sin conocer el texto de la amnistía ya la criticaba, que incluso se manifestaban a las puertas de las instituciones que juraron respetar y que sin embargo buen juego hace a aquellos que pareciera que. les debe pleitesía. Que son capaces de encarcelar por unos hechos a unos y exculpar por esos mismos hechos, a otros. Esta sin razón y exposición continua tensionando la vida política de nuestro país, no puede conducir a nada bueno.

Que unos muy cristianos de la Católica (Opus Dei) Universidad de Navarra reciba a un ministro del reino al grito de maricón, “no pasa nada”, luego cuando energúmenos apalean a nuestros hijos e hijas por ser gais o lesbianas se extrañan, pero no solo “maricón”, también hijo de puta, ladrón, corrupto. Menos mal que es una Universidad Católica. O cuando en el Congreso a otro ministro del reino, lo llaman mono, sicario, macarra y así un largo etcétera.

Otro ministro, el de justicia, ha tenido que sortear todos los improperios que su señorías de la derecha y derecha extrema le han dirigido. La Cámara alta y baja se han convertido en un ring, cada comparecencia de algún ministro o ministra viene precedida por una exposición abroncada del principal partido de la oposición. No hay alternativa, solo bronca y ya por ir cerrando con los hombres del presidente, el ministro canario Ángel Víctor Torres. Él no necesita que venga, yo precisamente, a defenderlo, sus acciones les precede, no de ahora como ministro, sino como persona. Siempre se sido fiel a una máxima, haz lo que dices y no digas lo que haces. 

El ministro canario es buena gente, siempre lo ha sido y desde que lo conozco, hace muchos años, es un hombre íntegro. No es solo un hombre bueno, es un buen hombre y ambas premisas concurren en él. Todas las personas nos equivocamos, claro que si, pero hasta en eso es humilde, reconoce el trabajo de quienes como él dan todo y más para mejorar la vida de su gente. Se emociona con las cosas sencillas y lo comprobamos en todos aquellos acontecimientos que nos desbordaron, la pandemia o el volcán de La Palma.

Mientras otros se escapaban de la isla cuando hubo un incendio en Gran Canaria (Sr. Soria), Ángel estaba ahí con su gente, con el personal que velaba por nuestra seguridad. Esta caverna no logrará amedrentarnos y menos aún, dañar la imagen del ministro canario, de uno de los hombres del presidente.

Gregorio Viera Vega fue concejal socialista en el Ayuntamiento de Telde.