Hay una máxima que dice: “de lo que no se habla, no se sabe y de lo que no se sabe, no existe”. La visibilidad de una actitud en la vida y la verbalización de esa actitud, nos ha llevado a utilizar términos acuñados recientemente para hablar de Sexalescentes. Personas de una edad superior a los 60, considerados socialmente mayores, pero que sin embrago desprenden una energía y entusiasmo comparable a los de la adolescencia.
Es un cambio en la percepción social del envejecimiento. El Dr. Posso Zumárraga, especialista en política públicas y de seguridad social, describe a hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnología, son modernos, progresistas, con ganas de disfrutar de la vida, aprender, colaborar con la sociedad, viajar, conocer gente nueva, y ser dueños de su destino. Por lo tanto, no aceptan que se les ubique como personas de la tercera edad, sobre todo por su connotación inadecuada del término, por estereotipar y discriminar por la edad.
La sexalescencia desafía la idea tradicional de que la vejez está asociada únicamente con el retiro, la inactividad y el deterioro. Las personas mayores de 60 años son más activas, emocionalmente plenas y sexualmente activas de lo que solían ser percibidas. Esto transforma la narrativa social sobre el envejecimiento, promoviendo una visión más positiva y empoderada. Además tiene un impacto significativo en la sociedad actual, ya que cambia la forma en que percibimos el envejecimiento y el papel de las personas mayores en diferentes ámbitos. A medida que la población global envejece y los adultos mayores alcanzan los 60 años con mejor calidad de vida, la sexalescencia redefine la vejez y afecta a la sociedad en varios aspectos clave: Esta nueva situación también pone de relieve la importancia del bienestar físico, emocional y sexual en las personas mayores. Al hablar de la sexualidad en la vejez, se cuestionan tabúes y estigmas, lo que ayuda a que los sistemas de salud presten más atención a las necesidades de esta población en cuanto a sexualidad, relaciones y salud mental. Se promueve una imagen más diversa y compleja de la vejez, lo que afecta la forma en que los medios de comunicación, las políticas públicas y las industrias (como la moda o el entretenimiento) representan a las personas mayores. Ahora, estas personas no solo son vistas como figuras de cuidado o dependencia, sino como individuos con deseos, metas y aspiraciones personales.
Las generaciones más jóvenes deben adaptarse a estos cambios. Los hijos adultos, por ejemplo, pueden ver a sus padres no como figuras dependientes, sino como personas con vidas propias, intereses renovados y actividades autónomas. Esto puede fomentar una nueva relación intergeneracional, basada en el respeto y la admiración. La sexalescencia introduce cambios importantes en las dinámicas familiares y las relaciones interpersonales. Las personas mayores pueden vivir de manera más independiente, buscar nuevas relaciones románticas o sexuales y redefinir su papel dentro de sus familias.
También desafía a los gobiernos y a las instituciones a repensar las políticas públicas relacionadas con el envejecimiento. Al tener una población mayor más activa y con nuevas demandas, es necesario diseñar programas que fomenten un envejecimiento digno y saludable. Reconocer la importancia de la salud emocional durante la vejez ha llevado a la creación de programas que fomentan la autonomía, el envejecimiento activo y el bienestar psicológico, ayudando a combatir la soledad y el aislamiento que a veces afecta a esta población.
Gregorio Viera Vega fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Telde.
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